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Arcelor promete fuertes inversiones en Italia mientras tiene paradas las de Asturias

Mittal se vuelca en el intento de comprar la siderúrgica de Tarento, la mayor de Europa, en una operación que cambiaría el negocio continental del acero

"Estamos dispuestos a hacer las inversiones necesarias para aumentar la producción, mejorar el medio ambiente y fabricar nuevos productos". La frase la pronunció el director financiero de Arcelor-Mittal y responsable del negocio en Europa, Aditya Mittal, después de reunirse la pasada semana con representantes del Gobierno italiano, a quienes transmitió la intención de la multinacional de llegar hasta el final y no escatimar esfuerzos para hacerse con la factoría de Tarento, el principal grupo siderúrgico del país. El pronunciamiento del número dos de la multinacional siderúrgica llegaba sólo unas horas antes de que otro alto ejecutivo de la empresa, el jefe de la División de Productos Planos, Jürgen Schachler, mantuviera un encuentro con sindicalistas asturianos y anunciara que las inversiones concebidas para ampliar la acería de Avilés están retenidas y pendientes de que se consiga una rebaja del recibo eléctrico.

Arcelor lleva meses con el ojo puesto sobre el grupo italiano Ilva, propietario en Tarento de la mayor planta siderúrgica de Europa. Hace unas semanas formalizó una oferta en alianza con la familia Marcegaglia, fundadora y accionista de Ilva, compañía que se encuentra bajo una tutela especial del Estado. El Gobierno de Matteo Renzi está mediando para encontrar un comprador. Tras su encuentro con representantes gubernamentales, Aditya Mittal aseguró que Arcelor aspira en Tarento a "aumentar la producción para llegar a la plena capacidad de uso de las instalaciones con el fin de generar más puestos de trabajo y garantizar unos niveles importantes de empleo".

Si finalmente la familia Mittal se hace con la fábrica del sur de Italia, Arcelor podría verse obligada a abordar fortísimas inversiones para solucionar los problemas medioambientales de la instalación. Tales son esas dificultades que desde hace dos años una parte de su gestión está bajo una vigilancia y supervisión especial por parte de la Administración italiana. Por eso, el Gobierno transalpino está jugando un papel clave en el proceso de venta de un complejo siderúrgico que tiene un carácter estratégico para el país. Tarento aporta la mitad de la producción de acero y suministra a la potente industria automovilística italiana. La adquisición por Arcelor implicaría cambios de alcance en el negocio europeo del acero. En medios del sector se considera que el movimiento de los Mittal también tiene un calado estratégico singular: hacer frente a la creciente entrada de competidores asiáticos en Europa.

Mittal fue claro tras el encuentro de Roma. "Estamos dispuestos a hacer las inversiones necesarias", afirmó, según recogió la agencia "Reuters". Algunas fuentes citadas por la prensa del país sostienen que la oferta realizada por Arcelor expirará el próximo viernes, con lo que el Ejecutivo italiano tendría sólo cinco días para tomar una decisión. Los medios italianos también barajan que la planta continúe algún tiempo más bajo la tutela de la Administración. La de Arcelor fue la primera oferta en materializarse, aunque se especulaba con que había otros dos grupos que habían mostrado también interés en el complejo industrial.

Mientras el gigante siderúrgico redobla su apuesta por Tarento ha puesto en compás de espera algunas de las inversiones claves que tiene en cartera para sus plantas asturianas. La más relevante era la mejora de la acería de Avilés, un proyecto de unos cien millones que ya ha superado todos los controles técnicos y que lleva varios meses sólo a la espera de que la familia Mittal dé su visto bueno para que comiencen los trabajos.

Los sindicatos esperaban que esa aprobación llegara este mismo mes, pero las obras se han encontrado con un nuevo obstáculo. La multinacional quiere esperar a que el Gobierno celebre la nueva subasta eléctrica, de la que también depende el futuro de Alcoa en Avilés, para saber si consigue algún nuevo ahorro energético para sus plantas. A partir de ahí, decidirá sobre la inversión. Los sindicatos temen que un mal resultado en la subasta trunque el proyecto que, apuntan, supondría asegurar el futuro de la siderurgia en Asturias durante las próximas dos décadas. La acería acaba de cumplir ahora su 25.º aniversario y necesita de varias mejoras para poder continuar con su actividad.

Los primeros movimientos de la dirección de Arcelor para hacerse con la planta de Tarento fueron recibidos por los sindicatos asturianos con prevención. Incluso, con temor. El pasado verano, los representantes de la plantilla siderúrgica en Asturias demandaron a la multinacional que la adquisición, de producirse, no supusiera una merma en el ritmo inversor en Asturias.

También los trabajadores franceses han mostrado su temor a que la compra traiga consigo un recorte en otros negocios de la multinacional. La estrategia de negocio de Arcelor en el sur de Europa pivota ahora sobre dos centros de producción principales: el de Asturias y el francés de Marsella. Tarento puede cambiar el escenario.

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