El Gobierno italiano prevé entrar en la gestión de la planta de Tarento, el mayor complejo industrial europeo, y lo hará, presumiblemente, en colaboración con Arcelor-Mittal y el grupo Marcegaglia. El presidente del Gobierno italiano, Matteo Renzi, anunció ayer que en unos días se dará luz verde a un decreto que allanará la entrada del Ejecutivo en el accionariado de la siderúrgica, agobiada por los problemas medioambientales y financieros que han puesto su actividad y viabilidad contra las cuerdas.

El Gobierno lleva, de hecho, meses con una parte de la actividad de la factoría intervenida, e incluso ha asignado a un antiguo ministro, Piero Gnudi, para controlar a los actuales gestores. Pero ahora quiere tener un mayor control sobre este gigantesco complejo industrial, que da empleo a más de 8.500 personas, y sobre sus nuevos dueños, probablemente un grupo de empresas del que forma parte Arcelor.

La familia Mittal ha mostrado, desde el comienzo, un enorme interés sobre esta instalación que tiene un marcado carácter estratégico gracias a su privilegiada ubicación, y que cuenta con una enorme capacidad productiva. De hecho, el director financiero de Arcelor, Aditya Mittal, tras reunirse con el gobierno transalpino, prometió realizar fuertes inversiones medioambientales para mejorar la planta. Algunas fuentes aseguran que el complejo siderúrgico precisa un desembolso de unos mil millones de euros únicamente para solucionar sus problemas medioambientales.

"La semana que viene vamos a publicar un decreto que afectará a Ilva (la actual propietaria de la planta)". El aséptico anuncio lo hizo ayer, el presidente italiano Matteo Renzi, aunque no dio muchos más detalles. Alguno de los miembros de su gobierno sí que aclaró que se pretende ir a un modelo similar al que utilizó Estados Unidos durante la crisis de General Motors. En 2008, el ejecutivo que dirige Barack Obama, decidió entrar en el accionariado de la empresa automovilística que, por aquel entonces, estaba al borde de la quiebra. El año pasado la administración americana vendió todas las acciones de una empresa que vuelve a ganar dinero. Piero Gnudi aseguró que "el caso de Ilva es único, por lo tanto, hay que ofrecer una solución única". Según aclaró, el papel del Estado sería transitorio ya que solo estaría en la gestión de la planta un par de años, hasta que pudiera volver a reencauzar su crecimiento.

Arcelor ha sido una de las pocas empresas que ha presentado una oferta por la compañía, junto con la familia italiana Marcegaglia, un gran complejo industrial con cinco hornos altos.