La tradición se renueva en UGT de Asturias. Javier Fernández Lanero (Mieres, 1973) es el nuevo secretario general y como los últimos tres antecesores en el cargo -entre ellos su padre, Manuel Fernández "Lito"- procede de la Federación del Metal (MCA), aunque en su caso no ha trabajado en la siderurgia. Graduado social, su vinculación con el sector viene de su labor en la Fundación Metal.

-Obtuvo el 56% de los votos, ¿suficientes para pilotar con garantías el sindicato?

-La historia de este sindicato viene marcada por congresos con resultados parecidos. La organización se compone en Asturias de muchas estructuras y aquí confluyen todos los problemas e intereses. Es difícil conseguir la unidad de voto. Trabajaré para ganarme la confianza de todos.

-¿Por qué no fue posible llegar a un acuerdo entre los dos aspirantes, ambos de MCA?

-Para Iñaki Malda sólo tengo palabras buenas. Es un gran sindicalista y una gran persona que dice las cosas a la cara y que tiene valentía para llevarlas a cabo. En ningún momento se planteó una candidatura integrada porque la otra no llegó a tener los avales y porque integrar dos candidaturas de la misma federación sería darle a ella todo el protagonismo.

-¿Habrá muchos cambios?

-De momento en la ejecutiva ya hay más mujeres que hombres y se incorpora gente joven que empieza a asumir compromisos.

-¿Y en qué se va a centrar como prioridad?

-A nivel interno hay que hacer un plan de viabilidad para que la organización tenga futuro partiendo de la base de que aquí no sobra nadie. Al final los gastos de este sindicato deben ser iguales a los ingresos por cuotas de los afiliados. A nivel externo debemos ser capaces de volver a la calle, de concienciar a los trabajadores de la importancia de afiliarse y de convencer a los afiliados de que deben participar en el sindicato y en la movilización.

-¿Es buena la herencia que deja Justo Rodríguez Braga?

-No conozco el día a día del sindicato, pero sí el trabajo de Justo y para mí es una garantía de que la herencia es buena. Es verdad que el sindicato tiene alguna deficiencia económica, tiene deudas, pero son asumibles con una plan de viabilidad. Ahora hay que empezar a hablar más de lo de fuera, no tanto de lo dentro.

-En la herencia está el presunto fraude en los cursos y colea el "caso Villa"...

-La formación se impartió y se justificó conforme a las bases y lo han certificado los funcionarios del Principado. Ahora bien, si la fiscalía, por la denuncia de quien sea, ve algún indicio y quiere investigar, nosotros estamos a disposición de ella. Solo pedimos celeridad porque cada día que se hable de esto se hace un daño irreparable al sindicato. Y en el otro tema, por desgracia puede haber gente que cometa irregularidades, pero en el "caso Villa" la actuación del SOMA fue ejemplar, actuó de inmediato y gracias a ello ganó elecciones, estamos muy orgullos de su gente.

-Pero no le apoyaron.

-Mi relación con los compañeros del SOMA es buena, pero esto es un congreso y aquí se analizan muchos intereses sindicales y estamos en cambios profundos en la organización.

-¿Mantedrá su identidad el SOMA con la fusión?

-Es una organización histórica con una cultura y una forma de interpretar la sociedad que se nota en las Cuencas, de donde yo vengo, y esas señas de identidad tienen que verse reflejadas en la nueva federación. No lo discute nadie, pero MCA y SOMA deben negociar como se visualiza.

-Pepe Álvarez tiene como referente a su padre. ¿Tiene hilo directo con el líder de UGT?

-Mi relación con él es casi inexistente, apenas lo conozco a nivel personal pese al vínculo con mi padre. No pertenezco a esa generación, pero admiro su trabajo.