El virus informático que el viernes infectó ordenadores de medio mundo y que ha conseguido alterar la actividad normal de varias grandes empresas en España y de hospitales en Reino Unido, del servicio de ferrocarril alemán, de varios bancos rusos o de algunas plantas de Renault en Francia quedó ayer controlado. Aún así, la plaga se extendió por un centenar de países en lo que la Europol ha calificado como un "ataque sin precedentes". Este organismo asegura que no hay sospechosos y aventura que la investigación para identificar y detener a los culpables será compleja. La infección, que sólo ha alcanzado a Asturias de refilón, fue parada después de que expertos ingleses dieran con la forma de detener la hemorragia.

Tanto el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) como la Policía Nacional no tienen constancia de que en el Principado se hubiera registrado ningún ataque a empresas o particulares. No obstante, algunas compañías asentadas en la región sí vieron trastocada su actividad de forma indirecta. Por ejemplo, el centro de atención telefónica del grupo Unísono, asentado en Gijón, tuvo que suspender ayer parte de su actividad por precaución, confirmaron varios de sus trabajadores, ya que tenía algún servidor compartido con compañías que fuera de Asturias sí habían sido víctimas del ciberataque. La empresa trabaja, entre otros, para Banco Santander, Gas Natural y EDP.

El Gobierno informó de que se estaban limpiando a buen ritmo los dispositivos afectados en España. Marcos Gómez, subdirector de operaciones del Incibe, explicó a este diario que en el país el ataque ha sido bastante limitado. Aseguró que sólo cinco grandes compañías son las afectadas, "ninguna de ellas asturiana". "España no está entre los diez más afectados", añadió. Gómez apuntó, además, que ahora se está tratando de restaurar los equipos con las medidas de actualización recomendadas por Windows. Los delincuentes aprovecharon un fallo en este sistema operativo para colar mediante un correo electrónico infectado un virus llamado "Wanna Cry", que tras abrirlo se instala en el ordenador y se expande por las redes internas de las empresas, reptando a través de la carpetas de archivos compartidos. El programa secuestra la información de la computadora (lo que se llama "ransomware") y los raptores de datos piden, para liberarlos, un rescate de unos 300 euros por ordenador y a pagar en bitcoins (moneda virtual que no deja rastro en las transacciones). Microsoft ya había lanzado hace unos meses una actualización para solucionar este problema, pero los afectados no la había instalado en sus ordenadores.

En la misma línea, fuentes de la Policía Nacional también confirmaron que en Asturias no se registraron denuncias de ataques a ordenadores en estos últimos días. Esas fuentes apuntan que frecuentemente hay oleadas de correos electrónicos a particulares y empresas asturianas con virus similares. "La recomendación que hacemos abiertamente es que no se pague, porque no está claro que la información vaya a poder recuperarse", expuso un portavoz.

Telefónica fue una de las primeras empresas en reconocer que sus ordenadores habían sido infectados, pero hay muchas más en todo el mundo. Rusia fue el país más golpeado. El virus se instaló en ordenadores de algunas importantes entidades financieras del país, entre ellas el gigante Sberbank. También en un millar de computadoras del Ministerio de Interior, en las de la operadora de telefonía Megafon y en el servicio de ferrocarriles nacional. La empresa checa de antivirus Avast, una de las más importantes del mundo, aseguró que el 57% de los ataques se habían registrado en territorio ruso. Aunque puntualizaron que también había sido especialmente virulenta la arremetida contra Ucrania y Taiwán.

Como si de la novela "Guerra Mundial Z" se tratara, el virus fue expandiéndose y ramificándose por medio mundo. Tampoco se libró el Reino Unido, donde 16 hospitales tuvieron que cancelar multitud de citas médicas por tener sus redes informáticas bloqueadas, y las autoridades llegaron a recomendar a la población que no utilizaran los servicios de salud a no ser que fuera por una verdadera urgencia.

La infección llegó también a varias factorías de Renault en Francia y alguna de Eslovaquia, que tuvieron que dejar de producir durante este fin de semana. No fue la única marca de coches tocada por el virus. La planta de Nissan en Sunderland (Inglaterra) también se vio forzada a parar su actividad por el mismo motivo. Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, la empresa de paquetería Fedex sufrió cortes en su actividad, lo mismo que varias instituciones de Brasil.

En España, el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, aseguró que no se había sustraído ninguna información de los ordenadores del Estado. El ataque quedó bajo control después de que una empresa de ciberseguridad de Reino Unido lograra identificar la forma de parar la hemorragia en el sistema operativo de Windows por el que "Wanna Cry" iba expandiéndose. El Incibe informó por la tarde de que también se podían descifrar los archivos secuestrados y ofreció este servicio de forma gratuita para las empresas que tuvieran sus ordenadores infectados.