Los saneamientos realizados por Liberbank el año pasado por 600 millones (tras la venta de cartera de préstamos fallidos y otros activos improductivos por un importe de 1.800 millones) han supuesto al banco cerrar 2017 con unas pérdidas netas de 259 millones. Para soportar y absorber estos resultados negativos la entidad, cuyo mayor accionista es la Fundación Cajastur, amplió capital por más de 499 millones de pesetas. El resultado bruto antes de impuestos fue negativo en 454 millones.

Tras los saneamientos y la ampliación de capital, el banco aumentó su ratio de solvencia hasta el 13,4% y el de capital total al 15,4%, y redujo su morosidad desde el 13,9% al 8,6%, situándolo en niveles análogos a los de otras entidades comparables. El propósito es bajarlo al 5% en 2018. Las coberturas de activos de riesgo mejoraron desde el 40% al 49%. El banco destacó su fuerte posición de liquidez a corto plazo, que se sitúa en el 400%, frente a una media sectorial inferior al 175%.

La entidad aumentó el saldo de créditos concedidos en el 1,6% (3,5% en el caso del sector privado). El saldo neto en crédito al consumo (diferencia entre nuevos préstamos y las amortizaciones de los precedentes) se amplió el 9,9% (los préstamos nuevos crecieron el 12,2%) y el destinado a viviendas avanzó el 1,7% tras aumentar las nuevas hipotecas el 79,4%. La financiación a empresas (excluido el sector de la construcción y promoción, que descendió el 10%) mejoró el 9,1%.