EE UU y China están al borde de una guerra comecial a cuenta del acero y el aluminio. El Gobierno americano advirtió de que está estudiando imponer fuertes aranceles a la importación den esos productos para "protegerse" de prácticas de competencia desleal que atribuye a países como el coloso asiático, Rusia y Brasil. Es la recomendación que ha trasladado el secretario de Comecio estadounidense Wilbur Ross al presidente Donald Trump, que está estudiando las posibles opciones. "Esas importaciones de acero y aluminio amenazan con perjudicar nuestra seguridad nacional", aseguró el primero. También avisó de que se pondrán parapetos para que estos países no se salten las restricciones a través de terceros. En concreto, EE UU baraja una tasa del 24% para las importaciones de acero sea cual sea su origen, y otra del 53% para las que vienen de Rusia, China, Brasil, Corea del Sur y Turquía. La respuesta de los chinos no se hizo esperar. El Gobierno asiático aseguró que responderá con las "medidas necesarias" para defender sus intereses si los EE UU adoptan esas sanciones comerciales. El Ministerio de Comercio de China divulgó un largo comunicado para refutar los argumentos estadounidenses para imponer esos aranceles. "Las conclusiones de las investigaciones no tienen fundamento y no corresponden a la realidad", concluyeron.