«No he cometido ningún delito; no tengo que pedir perdón al rey de Marruecos», declaró ayer Aminatu Haidar al diario «La Provincia», del grupo editor de LA NUEVA ESPAÑA. Apenas doce horas después de su llegada a El Aaiún, Haidar se mostraba igualmente convencida de sus principios que durante su perseverante huelga de hambre de 32 días. Entrar en su domicilio del barrio de Casapiedras se convirtió en toda una odisea para los periodistas, que aguardaban el despiste de la Policía secreta para correr escaleras arriba en busca de la primera imagen de la activista saharaui desde su llegada a El Aaiún.

En el feliz domicilio de la familia Haidar se celebra el regreso de la líder prosaharaui como una victoria sin precedentes sobre Marruecos. Por eso ayer se sucedieron los incidentes en los alrededores de su casa, donde más de un centenar de policías controlaban todos los movimientos. La noche anterior, la zona se convirtió en una batalla campal con duras cargas de la Policía del Estado alauí contra jóvenes saharauis que no paraban de gritar «Viva el Polisario; fuera Marruecos».

A media mañana de ayer, Aminatu Haidar compartía conversación con su gran amiga Djimi El Ghalia, y atendía a los periodistas que iban logrando eludir los férreos marcajes policiales: «No puedo parar ahora. Tengo que seguir con esta lucha para que todo el mundo sepa qué es lo que ocurre en el Sáhara», explicaba Haidar. «Si paro ahora, todo el trabajo hecho no servirá de nada», explicaba la activista, cansada pero contenta por haber logrado una victoria moral sobre Marruecos de semejante envergadura: «Lo bueno de esto es que se habla en todo el mundo de la violación de los derechos humanos en el Sahara», dijo la activista.

Tanto Haidar como El Ghalia tuvieron palabras de agradecimiento para el pueblo español por su apoyo mostrado durante los 32 días de huelga de hambre: «Estamos muy agradecidos por el trato recibido por los ciudadanos de Canarias, y también de España, que han mostrado su apoyo en todo momento», explicó El Ghalia. «Es muy reconfortante para nosotros sentir el afecto del pueblo canario».

En los alrededores de la casa de Aminatu Haidar se vivía una situación de enorme felicidad por el regreso de la activista. Alhuit Mohamed, alias «El Cojo», no paraba de gritar: «Viva el Frente Polisario, viva el Frente Polisario», desafiando a la Policía. Su militancia le llevó a la «Cárcel Negra» de El Aaiún, en 2005, en la misma manifestación en la que fue detenida Aminatu Haidar.

Estuvo un año en prisión y luego fue puesto en libertad, y es miembro de una humilde familia saharaui que se gana la vida de las maneras más variadas que ofrece la ciudad de El Aaiún.

«Aminatu Haidar es nuestra bandera de referencia; ahora Marruecos nos empezará a respetar», afirmaba Alhuit, mientras una nube de policías del Gobierno alauí se acercaba para dispersar la conversación con el periodista. «A tomar por culo, policía», gritaba en un castellano claro, sin ningún tipo de miedo y encarando a los uniformados. Así estaba el ambiente en El Aaiún, horas después de la llegada de Haidar.