En la ciudad de León, cuna del parlamentarismo, cuyo alcalde, Antonio Silván, remitió una celebrada carta a Puigdemont en abril de este año, tras una intervención del presidente catalán en Harvard en la que, reinventando la historia, situó el origen de las primeras Cortes del mundo civilizado en una ciudad entonces catalana y hoy francesa, allá por el siglo XI. En esa ciudad se hermanaron ayer leoneses y asturianos alrededor de un partido de fútbol en un campo que se llama -no podía ser de otra forma- Reino de León.

Rojiblancos y leoneses quedaron en la plaza de Guzmán el Bueno y además de hablar de fútbol, departieron de política nacional para LA NUEVA ESPAÑA. Y se refirieron, cómo no, al problema de Cataluña. Mueve la bola en primer lugar uno de los que juegan en casa, Daniel Rodríguez, enfundado en una camiseta de su club y exhibiendo una bufanda de la Cultural: "No podemos permitir que España acabe dividida por culpa de cuatro", explica este leonés, al que apostilla su compañero de sentimiento leonesista Kiko Carrión: "El Reino de León y España siempre estarán unidos". Entra en juego entonces uno de los seguidores del Sporting, Argelio Cernuda, quien estima, agarrado a una bufanda del ascenso de los "guajes" en la temporada 2014-2105, que asturianos, leoneses y catalanes, "todos salimos perdiendo si se proclama la independencia". Su hermano, Higinio Cernuda, le apostilla: "Asturianos, leoneses y catalanes, todos somos españoles. Eso no lo va a cambiar nadie".

Dos a dos, como se ve, antes de empezar el partido, en un encuentro previo de guante blanco, en el que unos y otros se muestran de acuerdo en considerar que una declaración unilateral de independencia que finalmente no se produjo sería para el Estado español como un golazo por la escuadra. Rodrigo Flores, otro joven hincha del cuadro leonés se muestra, sin embargo, menos tolerante con los responsables del desaguisado nacionalista: "Me provocan indiferencia, que es lo que teníamos que hacer nosotros con ellos", sentencia, de rabona.

Y responde, a la contra, Francisco Uría, otro sportinguista: "Lo tienen difícil, no hay más que ver el ejemplo son las empresas que se están yendo de Cataluña, se ve que tienen miedo a lo que pueda venir".

Se aproxima la hora del partido y aficionados de ambos equipos toman el camino que desde Guzmán conduce al estadio. Les saludan banderas de España desde ventanales y balcones. El camino, de unos centenares de metros, se hace con respeto y tolerancia, en demostración de buena lid.