La decisión de una cafetería bilbaína de prohibir la entrada de niños, aunque vayan acompañados de adultos, ha motivado una polémica entre los que lo consideran discriminatorio, como la Asociación de Familias Numerosas, y los que la respaldan completamente, como la Federación de Hosteleros.

Según ha anunciado la directora de la Asociación de Familias Numerosas Hirukide, Natalia Díez-Caballero, una cafetería de Bilbao -aunque ha precisado que tiene noticias de dos establecimientos- ha vetado la entrada de menores, en solitario o acompañados de algún adulto, aunque no va a presentar ninguna denuncia porque ha reconocido que la ley ampara a estos establecimientos.

Uno de los cafés restaurantes, situado en el centro, mantiene el cartel, en el que se puede leer que está «reservado el derecho de admisión» para los que incurran en comportamientos incívicos «y también a los menores de edad, acudan solos o acompañados». Los camareros no han querido hacer ningún comentario ante la ausencia de la dueña. La Asociación de Familias Numerosas ha criticado esta «discriminación», así como que «se estén equiparando conductas incívicas con la entrada de un niño menor con un responsable», dijo Díez-Caballero. La asociación no interpondrá una denuncia judicial porque ha consultado a la oficina municipal de información al consumidor y ha sabido que en el País Vasco «no existe ninguna normativa específica que regule el derecho de reserva de admisión». Lo que han hecho estos establecimientos es acogerse a una normativa del año 1995 de espectáculos y actividades recreativas, que dice que en las cafeterías se puede reservar el derecho a vetar la entrada siempre y cuando se coloque un cartel en la entrada informando de ello. El dirigente de los hosteleros vascos Ángel Gago, ante las críticas de Hirukide, ha dicho que él también se puede sentir «ofendido con padres que tienen a los hijos en situación semisalvaje, corriendo por las mesas, pegando gritos y tirando vasos, y que piensan que un establecimiento hostelero es un parque infantil de juegos».

Ahora, con la ley antitabaco, ha explicado Gago, «los padres están en las terrazas y los niños dentro jugueteando; por eso entiendo que llegue un establecimiento y diga: yo no quiero este tipo de público».

A días de cumplirse el décimo aniversario del 11-S, el artista español Francesc Torres inauguró en Londres una exposición que recorre a través de 150 fotografías el poder emocional de los objetos recuperados en la «zona cero» de Nueva York. Notas de despedida, coches de bomberos destruidos, juguetes polvorientos o vestidos casi intactos fueron algunas de las piezas encontradas entre los restos de las Torres Gemelas.

La mayor parte de ese material fue almacenado en un hangar del aeropuerto JFK de la ciudad estadounidense, un museo «improvisado» que Francesc Torres retrató durante tres años con una cámara 6x12 panorámica.

Se trataba de un lugar cerrado al público, un secreto que el fotógrafo español, testigo de primera mano de la catástrofe, descubrió y documentó concienzudamente.