Carla Bruni y Nicolas Sarkozy vuelven a estar en el candelero. Y, nuevamente, por motivos que nada tienen que ver con sus funciones como presidente y primera dama de Francia. En esta ocasión no se trata de rumores de infidelidad sino de rumores sobre su pasión sexual. Desatada, según se extrae de un libro de Jonathan Alter, periodista de «Newsweek»», en el que se cuenta que Bruni le confesó a su homóloga estadounidense, Michelle Obama, que, en una ocasión, ella y su marido hicieron esperar durante un tiempo considerable a un jefe de Estado extranjero mientras terminaba un arrebato sexual con Sarkozy.

«Bruni quería saber si a los Obama le había pasado esto alguna vez», escribe Alter en «The promise: President Obama, year one». Michelle Obama, lógicamente perpleja y mucho menos «lanzada» que la ex cantante, se limitó a esbozar una sonrisa nerviosa cuando Bruni le preguntó si ella había vivido lo mismo con Barack. Los medios ingleses y norteamericanos se han apresurado a rastrear la agenda de la pareja presidencial francesa en busca de sus retrasos más prolongados para saber el nombre del jefe de Estado obligado a esperar por asuntos amorosos, y se apunta a la reina Isabel de Inglaterra, a quien seguramente no le haría nada de gracia conocer los supuestos motivos del retraso. En marzo de 2008, durante una cena en el palacio de Windsor, los Sarkozy llegaron mucho más tarde que el resto de los invitados. Pero hay más candidatos: sin ir más lejos, la Reina Sofía, en marzo de 2009, esperó treinta largos minutos por la pareja.

Los Sarkozy son célebres por su impuntualidad, y, por lo visto, con más ganas si se trata de la familia real inglesa: en 2008 también hicieron esperar al Príncipe de Carlos de Inglaterra durante el 90.º aniversario del armisticio de 1918.