Miriam SUÁREZ

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ha admitido a trámite la interposición del recurso que plantea la plataforma Roces Residencial Sostenible. Este colectivo vecinal rechaza el proyecto de hacer torres de 97 metros de altura en el nuevo barrio que está construyéndose entre la ronda Sur y la Autovía Minera. El contencioso que ahora se inicia en el alto tribunal asturiano lleva al terreno jurídico una lucha que hasta ahora sólo se libraba a pie de calle.

Las torres motivo de polémica modifican el diseño original de la llamada área residencial de Roces. Sustituirán a los dos edificios con forma de arco y 10 plantas de altura que representaban la puerta de entrada y salida de la nueva urbanización. Aunque dichos edificios siguen apareciendo en los planos oficiales, la idea es transformar su naturaleza de hito arquitectónico en cuatro bloques de hasta 26 plantas. Los promotores de estas torres justifican el cambio alegando problemas de sombras.

Los trámites para hacer efectiva la modificación del área de Roces se encuentran ya en su recta final. La Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio (CUOTA) le daba su aprobación el pasado mes de agosto y generaba gran inquietud entre los futuros vecinos de este nuevo ámbito residencial, que no empezará a poblarse hasta mediados de año. Esa inquietud ha dado lugar a la plataforma Roces Residencial Sostenible y al recurso admitido por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

El colectivo sostiene que el cambio de diseño es «inadmisible» tanto desde el punto de vista legal como medioambiental. Los futuros vecinos desaprueban, por un lado, que se vaya a alterar la fisonomía del área residencial cuando las obras de edificación ya están en marcha y muchas viviendas vendidas. Por otro, advierten del impacto que las torres podrían causar en una zona donde la altura media de los edificios será de cinco plantas y el entorno todavía conserva resquicios rurales.

«Es una brutalidad», considera la plataforma, cuyos miembros fueron contactando entre sí a través de internet. La red también les ha servido para informar «de lo que se está cociendo» en el área de Roces. Su labor de difusión ha tenido influencia directa sobre la comercialización de las casi 4.000 viviendas previstas en la zona. Algunos compradores incluso se han echado atrás. Como Almudena Casado: «No quiero asomarme a la ventana y ver una torre de 26 plantas».

Esta joven de 33 años, que se trasladó a Gijón por motivos de trabajo, vive de alquiler con su marido. Animados a comprar piso, buscaron por todo el concejo, hasta que se decidieron por el área de Roces. Les gustó su diseño y la relación calidad/precio de las viviendas que se ofertan en este nuevo barrio del Gijón meridional, en su mayoría sujetas a protección. Llegaron a pagar una señal de 2.000 euros para formalizar su reserva. Cuando se enteraron del cambio de diseño que se estaba tramitando, «preferimos perder ese dinero a seguir adelante con el contrato de compra».

Ahora, se encuentran en el punto de partida, buscando piso de nuevo. «Espero que alguien se dé cuenta y ponga freno a esta monstruosidad. Aunque nosotros no quisimos arriesgarnos. Comprar un piso ya te exige suficiente sacrificio como para estar todo el día preocupado por el hecho de que quieran poner unas torres al lado de tu casa». Almudena Casado ha decidido irse del área de Roces. Otros, aunque se queden, renunciaron a su primera elección para buscar piso en un edificio alejado del lugar donde están previstas las torres.

Es el caso de Yalina García, que ya tenía apalabrado un ático con terraza «soleado y precioso» cuando «me pilló la noticia de que iban a colocar esos monstruos enfrente». Esta joven de El Entrego, con empleo en Montevil, se mantiene en el área de Roces «porque económicamente no puedo permitirme otra cosa». Pero no sigue con la misma constructora (en su caso, por cierto, sí le devolvieron el dinero que pagó inicialmente). «Estaba de vacaciones en Cádiz e hice el ingreso desde allí, así que mira si estaba interesada en el piso. El que elegí ahora ya no es igual; está orientado al Norte y será menos luminoso. Pero no tendré delante ninguna torre», explica.

Detrás de estos dos testimonios hay decenas de personas que se encuentran en una situación similar. Muchas de ellas han pasado a la acción a través de la plataforma Roces Residencial Sostenible, que lleva meses movilizándose para recaudar fondos que permitan sufragar su contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.