Chus NEIRA

Los mediocres resultados de la Universidad de Oviedo a la hora de medir la calidad de sus investigaciones no lo son tanto si esos mismos datos se cuecen bajo la perspectiva de la financiación universitaria. Un reciente estudio dirigido por los profesores Gualberto Buela-Casal y María Paz Bermúdez, entre otros, en la Universidad de Granada dice justamente lo contrario. Que Asturias es una de las comunidades autónomas que mejor optimizan sus recursos. Algo insólito, ya que, según el informe «Relación entre productividad y eficiencia en investigación con la financiación de las comunidades autónomas españolas», el Principado es la comunidad que menos dinero invierte por profesor universitario.

El estudio basa su enfoque en el profundo cambio experimentado en los años noventa con la transferencia de las competencias universitarias a las comunidades autónomas. Antes, el sistema de financiación se basaba en el número de alumnos, pero con el cambio de las competencias y la diversidad de aportaciones, el estudio cree necesario establecer un índice de inversión por profesor universitario para, luego, poder traducir los resultados de productividad en distintos índices a la luz de esa inversión económica.

Asturias figura en dicho estudio en el último puesto de las diecisiete comunidades autónomas en financiación por profesor universitario, con sólo 154.967 euros por docente, mientras que la media nacional llega a los 208.130 euros. El ranking lo lideran Castilla-La Mancha (323.022 euros), La Rioja (236.429) y Valencia (234.022). En los últimos puestos, por delante de Asturias, figuran Canarias (171.463 euros), Aragón (171.699) y Castilla y León (182.264).

Esa primera tabla es la que sirve a los investigadores de la Universidad de Granada para promediar los resultados obtenidos por las universidades en un total de siete indicadores: artículos publicados en revistas indexadas en el Journal Citation Report, tramos de investigación obtenidos, proyectos I+D, tesis doctorales, becas FPU, doctorados con mención de calidad y patentes.

La media de los resultados obtenidos en todos estos conceptos permite a los investigadores establecer un ranking de productividad y otro de eficiencia. El primero mide los resultados brutos de la actividad universitaria en cada una de las comunidades autónomas y la eficiencia traduce ese ranking en función de la financiación con la que cuenta cada región. Asturias, que ocupa el décimo puesto en productividad, sube hasta el octavo al cocinar sus resultados con su menguada inversión. Sólo ocho comunidades autónomas, el Principado también, logran un saldo positivo al hacer la diferencia entre «productividad» y «eficiencia».

A la hora de analizar cada indicador, la situación de Asturias es cambiante, aunque su eficiencia se sitúa generalmente en la parte media de la tabla de las comunidades autónomas.

El análisis de la producción de artículos indexados en el Journal Citation Report deja a Asturias en un puesto muy bajo, el número 13, pero a la luz de la eficiencia, el Principado sube al octavo puesto.

Asturias llega incluso a liderar la eficiencia en uno de los capítulos, el de la obtención de tramos de investigación. No es un asunto menor, ya que la obtención de tramos de investigación certifica, de alguna forma, la calidad investigadora de los docentes universitarios. Así que se puede concluir que según el estudio de la Universidad de Granada, la comunidad universitaria asturiana es la que más rendimiento saca a su trabajo investigador.

En posiciones muy bajas en lo referido a la puesta en marcha de proyectos de I+D, la antepenúltima, sólo por delante de Extremadura y Canarias, el Principado logra en este capítulo una eficiencia que la sitúa en la parte media de la tabla, en novena posición, por delante de Murcia y por debajo del País Vasco.

En esas mismas posiciones intermedias se mueve Asturias en el apartado de tesis doctorales, aquí con pocas variaciones entre productividad (séptimo puesto) y eficiencia (octavo).

En lo referido a becas FPU y a doctorados con mención de calidad sucede lo contrario: Asturias empeora su producción al traducirlo en eficiencia. Y en las patentes, con una muy baja producción, en la posición antepenúltima, sólo por delante de Canarias y Castilla-León, logra una eficiencia modesta, noveno puesto.

En las medias nacionales de productividad y eficacia, y en eso el estudio coincide con otros rankings, vuelven a ser las universidades catalanas las que encabezan los dos listados, con Madrid y Valencia entre los primeros puestos. En la parte baja, Navarra y La Rioja obtienen los peores resultados, y la posición de Asturias, décimo y octavo puesto, respectivamente, la equipara en resultados a la calificación obtenida por el País Vasco y Aragón.