La Policía Nacional ha identificado a un hombre de 43 años acusado de robarle 300 euros a una mujer de 85 años a la que el ahora imputado había ayudado a aparcar su coche en una calle del centro de Gijón. Los agentes aseguran que el acusado aprovechó que la octogenaria le dejó entrar en el coche para llevarse el dinero.

Una portavoz de la Comisaría de El Natahoyo aseguró ayer que cuando se dio cuenta de que la mujer tenía problemas para estacionar su vehículo el transeúnte "se ofreció amablemente para realizar la maniobra de aparcamiento". La mujer cedió su puesto de piloto al hombre "agradeciendo la ayuda supuestamente desinteresada". En cuanto el turismo quedó aparcado la mujer se dio cuenta de que el acusado se bajaba del coche "haciendo ademán de guardarse algo en el bolsillo del pantalón". Ese gesto alertó a la octogenaria. La denunciante sospechó entonces que lo que llevaba el imputado en sus ropas podían ser los 300 euros que ella tenía escondidos debajo del cojín del asiento del conductor, por lo que entró rápidamente en el turismo para comprobar si efectivamente había sido víctima de un robo. En cuanto vio que los seis billetes de 50 euros que habían escondido allí para no llevarlos en la cartera habían desaparecido, la octogenaria dio la voz de alarma y se dirigió al autor del hurto para exigirle que le devolviera el dinero.

El hombre emprendió la huida por la calle Manuel Llaneza al verse sorprendido. La víctima solicitó la ayuda de los viandantes y comerciantes de la zona para que interceptaran al ladrón, pero no tuvo suerte. El acusado huyó con rapidez. La mujer puso entonces los hechos en conocimiento de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de la Comisaría de El Natahoyo.

Vecino de la zona

Los funcionarios encargados de la investigación del caso lograron identificar posteriormente al acusado, de nacionalidad rumana y vecino de la misma calle en la que tuvieron lugar los hechos. Los policías dieron cuenta de lo sucedido al juzgado de instrucción de guardia.

La Policía Nacional acusa ahora al identificado de un hurto y no de un delito de robo -por el que el hombre hubiera sido trasladado a los calabozos como detenido-, debido a que la cantidad sustraída en el coche de la octogenaria no superaba los 400 euros.