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El repunte del sector del ladrillo en el concejo

Nuevo Roces quiere más

El incremento de las edificaciones en el barrio, que cumple cinco años, lleva a los vecinos a recrudecer su petición de servicios

Una de las calles del barrio. ÁNGEL GONZÁLEZ

Dicen sus vecinos que aunque crece -en habitantes y en extensión-, el barrio de Nuevo Roces está, para muchas cosas, "aún en pañales". Y no es extraño teniendo en cuenta que esta zona residencial tiene sólo cinco años de vida. En junio de 2010 llegaron los primeros vecinos del que aún a día de hoy, y a pesar de haber vivido cuatro años de paralización prácticamente total de las obras, aspira a convertirse en el principal núcleo de crecimiento de la ciudad. Un lustro después los vecinos se han multiplicado y con ellos las quejas por la falta de servicios. Algunas reivindicaciones se han conseguido pero, afirman desde la asociación de residentes en el barrio, queda mucho por hacer.

"Faltan muchas cosas pero sobre todo lo que le oyes a la gente es que lo principal que tendríamos que tener es una farmacia y un supermercado", reivindica Marisol Hernández. Esta venezolana lleva cuatro años viviendo en Nuevo Roces con su marido y su hija Lucy Méndez, de 7 años. Fue una de las primeras personas en llegar a un barrio que desde 2010 no ha dejado de sumar vecinos. Entre los últimos se encuentra el joven Adrián Carrera. Lleva tres meses viviendo de alquiler con su novia en el primer edificio que se construyó en la zona. "Vinimos aquí por la tranquilidad, se está bien, es un sitio guapo y tiene mucho sitio para pasear con los perros", afirma el estudiante.

A pesar de las quejas lo cierto es que a lo largo de los años Nuevo Roces ha ido ganando servicios. El primer negocio en instalarse en la zona fue el quiosco "Llambionaes", de Mari Carmen Vázquez. Ella fue pionera en ver el barrio como una oportunidad de negocio. La ocasión le llegó de rebote. "Mi marido trabajó varios meses en Emulsa y los compañeros que vivían aquí se quejaban de que no tenían donde comprar nada, así que decidimos abrir el quiosco", afirma. Fue una buena idea. Consiguió un puesto de trabajo del que, asegura, "no me puedo quejar". "Se nota que cada vez viene más gente y que los constructores se animan", afirma la empresaria. Hasta cinco empresarios trabajan ahora en la zona para levantar otros tantos edificios en los próximos meses. Dos de estos constructores ya han empezado los trabajos. Vázquez no fue la única que vio oportunidad de una salida empresarial. Leonel Rivero abrió el pasado febrero "El capricho de Roces". Un bar con el que "estamos muy contentos". "La mayor momento de actividad es a última hora de la tarde, cuando la gente sale de trabajar", explica el empresario, también residente en el barrio.

El aumento de vecinos trae consigo, también, un incremento de los planes para la zona. El Ayuntamiento trabaja este mes en la licitación del proyecto para la construcción de la nueva glorieta de acceso al barrio en la carretera de Pola de Siero. Unos trabajos que, a pesar de todo, no cumplen la principal expectativa de los vecinos: que se habilite un paso peatonal. "No hay manera de llegar a pie a casa", lamenta la presidenta de la asociación de vecinos de Nuevo Roces, Lorena García.

El próximo sábado los residentes en la zona van a llenar de papeles de colores la zona en la que se estaban llevando a cabo las obras de construcción de la asociación del barrio, actualmente paralizadas. Con este gesto quieren poner negro sobre blanco las reivindicaciones del barrio.

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