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ALEJANDRO CASTRO | Ingeniero industrial en la especialidad de organización

"A los estudiantes les damos las cosas muy mascadas y no saben buscarse la vida"

"Ver como un fracaso absoluto salir fuera de España supone un dramatismo que aporta poco; irte no implica no volver"

Alejandro Castro, ayer, antes de iniciar su charla con los estudiantes de la EPI. ÁNGEL GONZÁLEZ

Actitud, naturalidad, idiomas, facilidad para gestionar el fracaso, saber comunicar, trabajar en equipo o facilidad para buscar soluciones. Éstas son algunas de las habilidades personales que posicionan a un estudiante recién salido de la Universidad en la primera línea de carrera hacia su inmersión en el mercado laboral. O, al menos, así lo transmitió ayer el madrileño Alejandro Castro, ingeniero industrial en la especialidad de organización industrial, que desde hace una década trabaja en Asturias, en la multinacional de ingeniería Sacyrfluor. Castro impartió ayer una conferencia enfocada a orientar a los estudiantes de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón (EPI) sobre las posibles carreras profesionales a las que se puede optar en una ingeniería y qué capacidades espera la empresa que tengan los ingenieros que elijan dichas carreras.

-¿A los estudiantes les plantea si alguna vez se han preguntado qué es lo que espera una empresa de un ingeniero? ¿Hay sólo una respuesta?

-Hay perfiles muy diferentes en función del tipo de empresa, de qué momento esté atravesando, de su posición, pero todos tienen un núcleo común, que son las habilidades personales; la actitud es algo común a cada una de las posiciones. Hay muchas habilidades, pero no me imagino ningún puesto de trabajo en que la habilidad de comunicación o el trabajo en equipo no sean importantes.

-Según defiende en su ponencia, deben pesar más esas habilidades que los conocimientos adquiridos durante la carrera. Entonces, ¿está mal enfocado el sistema educativo?

-El sistema educativo está mejorando y las empresas podemos tomar un papel activo en esa mejora, para complementarnos. El objetivo de mi charla no es decir que el conocimiento no es importante, sino que a la hora de diferenciarte hay unos aspectos que lo son más. La parte del conocimiento es algo que se da por hecho y que si te diferencia es porque no lo tienes. Es difícil competir teniendo sólo eso, hay que ir más allá de un buen resultado académico que se da por hecho.

-¿El trabajo en equipo no es un paraguas para los vagos?

-Mi experiencia es que el tiempo pone a todos en su sitio. Un vago pueda pasar inadvertido en un proyecto o en dos, pero a largo plazo el vago sale fuera del equipo. Un equipo debe sacarle el mayor rendimiento y no dedicar esfuerzo a señalarlo y a quejarse del vago. A veces nos regodeamos demasiado apuntando al vago y quejándonos de ellos en lugar de pensar qué podemos hacer con los que no lo son.

-¿Saber un solo idioma, además de la lengua materna, te deja en desventaja?

-Un idioma sólo te diferencia si no lo sabes. Con el inglés ya no eres capaz de diferenciarte del resto. Nosotros trabajamos en Islandia y en Noruega y quizás te puedan diferenciar de forma positiva esos idiomas, pero mejor aprender bien el inglés que otro idioma que te encasille en un ámbito geográfico. Con un buen nivel de inglés tienes el camino abierto.

-Habla de los beneficios de irse fuera a trabajar; sin embargo, los jóvenes lo ven como una condena y hasta hablan del exilio de toda una generación. ¿Por qué esa falta de sintonía?

-Si me obligan a correr durante noventa minutos y a pegar patadas y no quiero, es una obligación; pero si yo decido hacerlo, lo llamo fútbol y al final disfruto. Cuando algo te viene impuesto o es la única alternativa, lo ves como algo negativo. Deberíamos tener oportunidad de elegir entre quedarnos o irnos, pero al menos irse fuera lo veo como una inversión que tiene una recompensa a corto o medio plazo.

-Cuando le llega el currículum de un candidato, ¿investiga por las redes sociales?

-No hay mucho empeño, pero sí es algo estándar el poner el nombre en Google o en Linkedin. O guardar su teléfono móvil para ver qué foto tiene de perfil de Whatsapp, pero no se investiga profundamente en otras redes sociales. Incluso en esa investigación preliminar puedes ver cosas que te sorprendan. Pero siempre hay que relativizar porque muchas veces son anécdotas que no te pueden echar para atrás en una decisión. Mi experiencia son cosas anecdóticas, no graves, en el límite para llamarles, pero, claro, cuando tienes para elegir también es un criterio para descartar.

-¿Qué recomienda para una entrevista de trabajo?

-Hay muchos aspectos que te condicionan al valorar, incluso irracionales. He entrevistado gente que venía comiendo chicle a la entrevista y eso da una imagen equivocada. La vestimenta, la puntualidad, aunque tengas motivos, te condicionan. Durante la entrevista puedes reconducir las conclusiones que sacas o puedes reforzarlas y confirmar la primera impresión. O al revés. En la entrevista se debe ser consciente de que hay muchos aspectos que condicionan al entrevistador y es lícito tratar de controlarlos.

-¿Influye la suerte?

-La suerte hay que buscarla y gestionarla. Un ejemplo. Le pregunté a un aspirante por qué eligió su especialidad y empezó a decirme que no le gustaba la electricidad, o que los ingenieros de organización tampoco porque no los consideraba ingenieros. Yo soy de organización, ¿es mala suerte o fue poco afortunado su comentario? Quizás un comentario gratuito que podía haber evitado y, en cambio, jugó con la suerte. Y perdió. Pero al final le cogimos.

-¿Algún consejo?

-La naturalidad y la moderación deben estar presentes siempre. Hay que mostrarse como es uno mismo, pero sin ser prepotente; demostrar capacidad para aprender, pero ser moderado. También en la forma de vestir y en el olor corporal.

-¿Hay mucho paternalismo desde la Universidad sobre los estudiantes?

-Me recuerdo a mi padre, pero le diría que sí. Hemos convocado premios donde esperaba más participación. La oportunidad estaba y además era visible. Quizá por un bombardeo de información que no es capaz de digerir el alumno, por no tener el interés adecuado o por lo que sea, creo que no están acostumbrados a tener que buscarse la vida. Quizá por la época en que se han educado les estemos dando las cosas muy mascadas. Incluso lo que hablamos antes, de ver como un fracaso absoluto salir fuera de España. Irte no implica no volver. Hay un dramatismo grande que aporta poco. Dada la realidad, hay que intentar cambiarla y, hasta donde lleguemos, adaptarnos. Echo de menos algo de agresividad y hambre en los estudiantes.

-¿Es la generación mejor preparada, como dicen?

-A nivel académico, me hubiese gustado tener esta preparación. Según mis recuerdos, salen bastante mejor preparados. Quizás en lo que deban seguir trabajando es en lo no académico, que también es muy importante. El ámbito de mejora no está en lo académico, que roza casi la excelencia, sino en lo ligado a las necesidades empresariales.

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