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MARGARITA DE CARLOS | Decana del Colegio asturiano de Registradores de la Propiedad

"En Asturias ha bajado mucho el plazo medio para pagar la hipoteca y ya está en 22 años"

"Los registradores observamos que sube el porcentaje de préstamos concedidos por bancos respecto a los que dan las cajas"

Margarita de Carlos, en su despacho. LNE

Margarita de Carlos Muñoz es, por su profesión, una de las mujeres que más sabe de cómo se mueve el mercado del ladrillo en Asturias. La decana del Colegio asturiano de Registradores de la Propiedad ha visto en los últimos años desde su despacho de Gijón como cambiaba radicalmente el tipo de hipotecas que ofertan los bancos a sus clientes y la duración de los préstamos contratados por los asturianos.

-En el último informe del Colegio de Procuradores referido a 2016 se reflejaba el aumento de las ventas de pisos en toda Asturias. ¿Se ha acabado la crisis económica?

-No se ha acabado del todo pero se están dando buenos pasos. Es indudable que el mercado inmobiliario está dando muestras de que está superando el bache pero la crisis todavía no es historia. Lo que está claro es que nunca vamos a volver a la situación que se vivía en el año 2010, eso va a ser imposible.

-Entonces, ¿no hay ya riesgo de provocar una nueva burbuja inmobiliaria?

-Creo que tanto el mercado como los operadores, la banca y el gobierno han tomado nota de los efectos que tuvo el estallido de la burbuja inmobiliaria y no es probable que vuelvan a darse las circunstancias adecuadas para que se repita una situación como esa.

-En el mercado hipotecario se está viviendo una "revolución judicial". Los jueces están empezando a obligar a los bancos a devolver determinados importes y a anular las cláusulas abusivas. ¿Hasta que punto no son responsables los notarios y los registradores de dar de paso esos excesos que se cometían?

-Para autorizar una escritura el notario tiene que ver la oferta que le ha hecho el banco al cliente. El comprador tiene que haber estudiado esa oferta antes de ir a la Notaría a firmar. Los notarios leen los contenidos de la escritura y de eso no tengo ninguna duda. El problema es que la gente que va a la notaría acude al despacho del jurista con una especie de temor reverencial que hace que muchas veces esas personas no se enteren de lo que el notario les está contando. Estos profesionales han cumplido con su labor pero muchas veces las propias cláusulas que venían reflejadas en las hipotecas eran incomprensibles. Eso es lo que ha hecho que los jueces castiguen a los bancos. El cliente no se enteraba del contenido de las hipotecas y firmaba sin saber lo que hacía.

-¿Y qué papel tuvo en todo esto el registrador de la propiedad?

-Desde que cambió la legislación en el año 2007 se nos exige transcribir literalmente las cláusulas del contrato financiero. Cuando un registrador ve que una cláusula de las que contiene ese documento es contraria a la ley o ha sido declarada abusiva deniega la inscripción de la venta del inmueble. Pero para llegar a este paso hemos tenido que contar con una resolución judicial previa.

-¿Quiere esto decir que si a día de hoy ven una cláusula suelo en un contrato hipotecario deniegan la inscripción de la venta?

-Normalmente sí. Las cláusulas suelo empezaron a considerarse abusivas cuando la proporción entre el suelo y el techo del tipo de interés no era razonable. Es decir, si se pactaba un tipo del 5 por ciento con una variabilidad de un punto sobre el Euribor y se especificaba que el tipo resultante no podía ser inferior al 4 por ciento ni superior al 15 había una clara desproporción y los registradores de la propiedad denegábamos la inscripción por no ser ajustada a derecho.

-¿Ya se habían denegado esas inscripciones de hipotecas antes de las sentencias judiciales contrarias a los bancos?

-El registrador de la propiedad es un profesional libre a la hora de calificar y debe hacerlo conforme a la ley y a su propio criterio en aquellas cuestiones objeto de debate jurídico, pero entiendo que la mayor parte de las inscripciones de determinadas cláusulas estaban siendo denegadas.

-¿Cómo son las nuevas hipotecas que firman a día de hoy los asturianos que quieren comprar un piso?

-Hemos observado que se ha incrementado el porcentaje de préstamos hipotecarios concedidos por los bancos con respecto a los que conceden, por ejemplo, las cajas. Han subido mucho los préstamos a tipo fijo, que en Asturias ya representan el 41,66 por ciento. La gente quiere tener cada vez más seguridad a la hora de saber cuál es la cuota que va a tener que pagar a principios de mes. En Asturias lo que ha bajado mucho es el plazo para pagar la hipoteca. Ese dato se ha desplomado un 3,65 por ciento. La gente ya no se endeuda a un plazo tan largo. Los asturianos procuran intentar pagar la hipoteca en su vida laboral. Actualmente la duración media de una hipoteca en nuestra comunidad es de 22 años.

-¿En qué quedó la famosa privatización del Registro Civil que iba a dejar este servicio público en manos de los registradores de la propiedad?

-Yo no lo llamaría privatización. El registro de la propiedad y el mercantil son registros públicos pero su gestión la llevamos a cabo profesionales privados que asumimos el coste que todo esto conlleva y que cobramos de acuerdo con un arancel. En el proyecto de ley que se presentó en su día no se hablaba de ninguna privatización, se trataba de establecer una fórmula de llevanza del registro civil privada y sometida a un arancel. Pero el proyecto ha quedado aparcado.

-¿Cómo vivieron ustedes los años de la crisis económica en los que no había movimiento en el mundo del ladrillo?

-Fueron años muy duros. Como comentaba antes nosotros asumimos todos los gastos de prestación del servicio del que somos responsables y durante la crisis económica tuvimos que seguir pagando los salarios de los empleados, los alquileres de los locales y los recibos aunque no tuviéramos ingresos. Asumimos nuestra responsabilidad igual que cuando el registro funcionaba a pleno rendimiento. Ha habido épocas en los que el registrador ha tenido que poner dinero de su propio bolsillo para poner mantener a flote un negocio que daba pérdidas. Afortunadamente esa situación ya no se da a día de hoy pero se dio durante la crisis, que fue muy dura y en la que se siguió trabajando.

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