El desconocimiento y la incomprensión se convierten en ocasiones en muros infranqueables para algunas familias. María, una madre gijonesa, da buena cuenta de ello desde hace años, desde que obtuvo un diagnóstico por asperger para su hijo pequeño que ha acabado derivando en una retirada de la tutela y un calvario en lo personal y lo familiar. Porque en la actualidad, su hijo de 16 años permanece ingresado en un centro de primera acogida en Oviedo "en el que nadie atiende para él; puede entrar y salir y juntarse con cualquiera cuando le apetece y eso no es plan para un niño con un trastorno como el suyo", denuncia la madre.

Todo arrancó cuando el niño era pequeño. "Desde siempre ha tenido una peculiar manera de comportarse, con muchas manías y obsesiones", relata la madre. Con la llegada de la adolescencia los problemas se acentuaron y fue cuando la madre empezó a consultar con diferentes especialistas qué podía tener su hijo, hasta dar con un nombre a su trastorno: asperger, un tipo de autismo. "Los psicólogos de Salud Mental insistieron en que no tenía nada", denuncia la gijonesa. Con problemas cada vez mayores, la madre renunció a su tutela y la cedió al Principado "por seguridad, para una atención adecuada que impidiera que se hiciera daño". Entretanto, agotada por la situación, la madre acudió a una consulta psiquiátrica en Jove de la que salió con un diagnóstico: síndrome de Münchhausen, que le impide recuperar la tutela.

El adolescente permanece en un centro de primera acogida en Oviedo en unas condiciones "pésimas, en un ambiente que no es para menores con problemas", asegura la madre, toda vez que "mi hijo con asperger es muy vulnerable y puede salir y juntarse con cualquiera que puede hacerle daño". La madre clama por una mejor atención en un centro que se supone que debería velar por los menores.