"Es una especie de homenaje a los refugiados, a lo que abandonan, a lo que pierden de sí mismos, porque una parte de ellos se queda en su país". Marco Magoa, actor, director y dramaturgo, representa mañana a las 20.30 horas en el teatro Jovellanos la obra "Mare Nostrum", un relato sobre la guerra en Siria y el drama de los refugiados en su camino a Europa, que se estrenó hace dos años en Dinamarca, y que ya se ha representado en Jordania, Túnez o Estados Unidos,

Marco Magoa representa a Mahmud, un hombre gay sirio que huyó de su país, tras haber estado a punto de ser lanzado desde una azotea de un edificio en Damasco por ser homosexual. Se relata su aventura, a rumbo de un pequeño barco hacia la isla de Lampedusa, sin que sepa realmente lo que ha pasado, e intentando recordar a su familia, sus sueños o su estancia en un campo de refugiados. "El espectador tendrá un resumen de lo que vive esa persona en su travesía y lo que le sucederá hasta llegar al norte de Europa si sobrevive", cuenta el autor de la obra.

Para construir este relato el actor gijonés se ha basado en su experiencia viviendo en Damasco. "Allí hice muchos amigos y vi muchos niños jugando por la calle. Toda esa gente que ahora la llamo no me cogen el teléfono. No sé donde están, o si se están muertos, en un campo de refugiados, en otro país o se habrán ahogado en el mar", relata.

Esta función es la parte final de una trilogía teatral que se estrenó en 2015 en Jordania en árabe con "El cielo y yo". Y también ese mismo año continuó con la segunda obra, "Nada", que se mostró al público en Egipto en El Cairo. Ahora "Mare Nostrum" cierra el círculo. "Me he basado en mis trabajos en campos de refugiados en Jordania, en mis entrevistas con los refugiados huidos y los que han sobrevivido a la guerra", destaca.

El público que disfrute de la obra mañana en el Jovellanos conocerá de cerca la travesía hacia Europa de los sirios, los motivos que les llevan a dejar todo atrás, y las complicaciones que afrontan. "Se reflejan cómo lidian con las mafias en Libia o Egipto, y cómo llegan heridas emocionalmente tras pasar el mar y llegar a Europa. Hay gente que huye de Siria y abandona a sus padres, y hay gente de 80 años que no puede afrontar ese viaje, o no se tiene dinero para pagar a todos los miembros de la familias para poder organizar ese viaje", recuerda.

A lo largo de la casi hora y media que dura la historia el dramaturgo gijonés avisa que el espectador vivirá un carrusel completo de emociones. "No es solo una historia triste, al final es un canto de amor a la amistad, a tu patria, pero no a la patria entendida como nacionalismo, sino a las comidas, parques e ideas, y cómo todo eso lo destruye la guerra", destaca Magoa, que añade además que en "Mare Nostrum" se gira en torno a "una historia de amor, que es el motor determinante, pero además durante la obra habrá una historia de traición, violencia, un asesinato y una huida".

De su paso por Damasco, Marcos Magoa recuerda la amabilidad y generosidad de sus habitantes. "Al final lo que la gente quiere es vivir. "Quieren tomar café, jugar a las cartas, trabajar y conocer otras culturas. Del mundo árabe me sorprende que no tiene ningún rencor hacia occidente, que lo que nos parece aquí es que hay como un rencor y no es así. Cuatro terroristas no les representan. Y hay que recordar que ellos no quieren venir a Europa. Nadie quiere abandonar su pueblo. Se sienten obligados", destaca. Y por eso añade también que no entiende el trato que reciben los refugiados: "En Hungría les recibimos con gases lacrimógenos. Nosotros huimos de la Guerra Civil y no nos recibieron en México o Argentina así".

En la función el público tendrá además la sorpresa de poder escuchar un testimonio real de un refugiado, para conocer sus vivencias, y también sus ambiciones, junto a la imagen que tienen de los europeos: "La gente joven está deseando aprender idiomas y no tiene una imagen distorsionada de nosotros. No nos mete en el mismo saco que a nuestros gobernantes, porque saben que los pactos tan lamentables que nuestras monarquías hacen con Arabia Saudí no representan a la población".