Oviedo,

Luis MUÑIZ / Agencias

España llamó ayer a consultas a su embajador en Honduras y los gobiernos de Francia e Italia secundaron la medida, mientras el depuesto presidente Manuel Zelaya posponía su anunciado regreso. Zelaya, que tenía previsto viajar hoy mismo al país, ha decidido esperar hasta que venza el ultimátum de 72 horas dado por la OEA al nuevo Gobierno hondureño para que le restituya en el cargo, so pena de ser expulsado del organismo.

De los cuatro países de la UE que tienen abierta legación diplomática en Honduras, sólo Alemania no ha tomado aún la decisión de retirar temporalmente a su embajador.

El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, explicó la medida (que se toma por primera vez desde la crisis del islote de Perejil en 2002) como un intento de mostrar «firmeza» en la condena del golpe de Estado que apartó a Zelaya del poder. Pero la UE cree que aún «es muy pronto» para que la Unión, en su conjunto, tome una decisión de este tipo.

En cambio, los países comunitarios suspendieron temporalmente las negociaciones para lograr un acuerdo de asociación con Centroamérica y acordaron que los diplomáticos y el personal de las embajadas de los estados de la UE no deben mantener contactos con el Gobierno de Roberto Micheletti, salvo si son de carácter técnico, para evitar que sean tomados como un reconocimiento a su autoridad.

Estados Unidos, por su parte, suspendió sus actividades militares con el país centroamericano. Según las Fuerzas Armadas estadounidenses, los 600 soldados de este país están confinados en su acuartelamiento, la base aérea Soto Cano, y «no realizan ejercicios con los militares hondureños». «A nadie se le permite que salga de la base salvo por situaciones de emergencia», dijo Robert Appin, portavoz del Mando Conjunto Sur, con sede en Miami.

Otra medida en contra de las nuevas autoridades de Tegucigalpa fue la adoptada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que paralizó por completo su actividad crediticia con Honduras.

Mientras tanto, Zelaya confirmó que regresará a su país tras el ultimátum de 72 horas dado por la OEA para su restitución y dijo que si los militares «quieren ejecutarme o asesinarme, pues que el pueblo los juzgue». «Voy a regresar a Honduras, yo soy el presidente», dijo el mandatario derrocado al concluir una rueda de prensa convocada al finalizar una reunión de la OEA en Washington.

Zelaya, que explicó que esperará a que expire el ultimátum para no entorpecer los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis, asistió horas después a la toma de posesión del nuevo presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, en lo que supone un nuevo reconocimiento a su condición de único presidente constitucional de Honduras.

La contestación no tardó en llegar de Tegucigalpa. El nuevo canciller, Enrique Ortez, aseguró que no existe «la más remota posibilidad» de que Zelaya regrese al poder e insistió en que será arrestado si vuelve al país. El Gobierno decidió ayer ampliar el toque de queda hasta mañana, mientras las manifestaciones a favor y en contra de Micheletti se sucedían sin que se registraran incidentes de importancia. Hasta el momento hay 42 detenidos.

Micheletti acusó al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de ser el responsable de la crisis que vive el país centroamericano. «La intervención del Gobierno de Hugo Chávez es clara y definida en esta situación que está viviendo Honduras», dijo en rueda de prensa.

Micheletti insistió en que si Zelaya regresa al país con la intención de ser restituido como presidente de Honduras, deberá presentarse en los tribunales de justicia para responder de los delitos de los que se le acusa.