México

El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, acusó ayer al mandatario costarricense, Óscar Arias, de ser «suave» en su mediación con los golpistas hondureños, y puso prácticamente en manos del Gobierno de EE UU la vuelta a la normalidad democrática en su país.

Zelaya, que visitó México como parte de su campaña para exigir la restitución en el cargo, aseguró que se le está «acabando la paciencia». «Independiente de la buena fe de Óscar Arias, creo que ha tratado con mano suave y mano blanca a los golpistas, y que ya llegó el momento en que empiece a apretar», señaló.

El gobernante, quien dijo «reconocer el esfuerzo de la comunidad internacional», explicó que cuando la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, le propuso a Arias como mediador, lo aceptó «porque quería que Estados Unidos tomara un papel protagonista».

«Muchos de los actores fundamentales del golpe de Estado no surgieron del Gobierno de Barack Obama, pero sí de los halcones en Washington que lo promovieron», denunció.

Así, Zelaya dio a entender que la solución al golpe depende de Obama. Sin embargo, el Departamento de Estado norteamericano aseguró que se mantiene imparcial ante la crisis planteada por el derrocamiento del mandatario hondureño.

Entre tanto, decenas de universitarios se enfrentaron el miércoles con la Policía, que realizó disparos y lanzó bombas lacrimógenas. Los agentes invadieron el recinto de la Universidad Nacional Autónoma para desalojar a los estudiantes que protestaban contra el golpe de Estado del pasado 28 de junio.