Copenhague

La imputación de Geir H. Haarde fue polémica porque no corrieron la misma suerte otras destacadas figuras políticas islandesas, caso del también conservador David Oddsson, primer ministro entre los años 1991 y 2004 y principal impulsor de la política neoliberal que llevó a Islandia al desastre, aunque la economía del país se ha recuperado rápidamente.

Tampoco fue una de las caras más visibles de la época de vacas gordas, al contrario que el aún presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, que antes de la crisis recorría el mundo elogiando a los magnates islandeses, los «nuevos vikingos» que amenazaban con conquistar el planeta y que llevaron al país a una crisis sin precedentes.

Y aunque el fiscal especial ha abierto decenas de casos por corrupción contra directivos de varios bancos, los grandes magnates no se han visto afectados o han salido indemnes, aunque el pasado febrero cuatro antiguos cargos Kaupthing, uno de los tres bancos que quebraron en octubre de 2008, fueron inculpados por fraude y manipulación del mercado. Eso sí, la economía islandesa se ha recuperado en poco tiempo, y para este año la previsión de crecimiento es del 2,5 %. Las agencias de calificación de riesgo hacen un balance positivo de la mejoría registrada en los tres años transcurridos desde el colapso bancario. Incluso la tasa de desempleo ha caído, situándose cerca del 7%.