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Economista

Leche de vaca: la excepcionalidad asturiana

Los elevados costes de producción láctea en el Principado, causa de la limitada actividad lechera en la región

Leche de vaca: la excepcionalidad asturiana

Leo con atención el texto publicado por Joaquín Lorences en LA NUEVA ESPAÑA -sección "Tribuna"- del 29 de mayo de 2016. El asunto tratado es la escasez de leche de vaca como limitante significativo en el crecimiento de las industrias lácteas españolas y, con ello, como limitante para alcanzar un nivel de productividad -vía rendimientos a escala - que las hiciese más competitivas situándolas en condiciones de igualdad con sus rivales europeos, a los que la Unión Europea asignó cuotas muy superiores con relación a los consumos agregados de sus respectivos países. Nada que objetar. Un análisis inteligente y acertado.

Este análisis nos sugiere enfocar el catalejo hacia Asturias (de la cual el citado texto no se ocupa de manera desagregada). Y vemos que aquí, en Asturias, las cuotas, la cuota asignada, no supuso un obstáculo al incremento de la producción de leche, puesto que no se ha venido alcanzando la producción equivalente a la misma, según las series facilitadas por SADEI.

¿Y porqué Asturias ha venido siendo incapaz de producir el volumen de leche correspondiente a la cuota láctea que se le ha asignado? (Máxime habiéndose registrado en la industria láctea española escasez de esta materia prima, tal como comenta el autor del referido artículo). Y, más aún, ¿cómo se explica la disminución persistente y simultánea del número de explotaciones ganaderas lácteas, del número de cabezas y de la cantidad producida?

En el caso asturiano, al menos, todo parece indicar que la limitación en el volumen de producción viene por los elevados costes unitarios medios de producción, que vendría situando la leche de vaca asturiana fuera del mercado.

La causa de estos costes unitarios elevados en términos relativos tendría su origen en el carácter minifundista de las explotaciones, así como en su parcelación elevada. Estas explotaciones, con ganado generalmente caro, de caro mantenimiento y con peso excesivo de los insumos adquiridos en el exterior, persistieron gracias a precios relativamente elevados, así como por la política agraria que las orientó y estimuló mediante subvenciones.

La desaparición de las cuotas lácteas parece haber sorprendido a unos y a otros, tal como si el largo plazo se convirtiera en precipitada inmediatez.

Lo paradójico de esta situación es el abandono, cuando no el uso perverso, de las extensas laderas húmedas asturianas, susceptibles de ser convertidas en pastos y mayoritariamente ocupadas por montes comunales gestionados por los ayuntamientos. Aparecen como territorio de baja regulación, y bajo control, como auténticas áreas 'offshore'. A estas extensiones se añadieron tierras de labor, prados y vegas, abandonados a causa del prolongado éxodo rural.

Efectivamente, tal como dice Joaquín Lorences en su artículo, hay problemas que el mercado no soluciona; o soluciona tardíamente en exceso y/o con costes excesivamente elevados.

Sobre la anterior paradoja se solapa otra: ¿Cómo los sucesivos gobiernos regionales asturianos han confiado tanto en el mercado, máxime dada su orientación nominalmente tan marcadamente intervencionista?

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