Ayer comprobé con estupefacción cómo se ha abierto un boquete en la pared de la finca del palacio de Santa Cruz, en Castropol, que permita la entrada de camiones. Lo cual, como denuncié hace unos meses, me hace suponer que va a ser edificada con chalés. Eso me hace retrotraerme a los tiempos en los que Felipe Fernández, consejero de Urbanismo, exigió para poder construir el polígono de Barres que nada de él pudiese divisarse desde la ría. Es verdad, nadie lo duda, que Castropol ha padecido un estancamiento visible y que hay que darle dinamización, pero no a cualquier precio. Así que esa gran mancha verde que se extiende desde el parque hasta el muelle y los magnolios centenarios del palacio de Santa Cruz se verán abatidos por la especulación urbanística. Digan lo que digan, gallegos y asturianos han entrado en una competencia enloquecida para ver quién acaba antes con la hermosura de la ría del Eo.