Tormaleo (Ibias),

Pepe RODRÍGUEZ

La decisión de Victorino Alonso de presentar un expediente de regulación de empleo de seis meses de duración en todas sus explotaciones carboníferas a cielo abierto ha mandado a la calle, al menos de manera provisional, a más de seiscientas personas.

Ayer, sobre las seis y media de la tarde, los trabajadores que habían acudido a Ponferrada a firmar el citado expediente de regulación de empleo decidieron aceptarlo tras estar debatiendolo a lo largo de la jornada. Esta aceptación supone que estarán en el paro hasta el día 17 de abril y, a partir de ese momento, el empresario decidirá si reabre las minas o no.

Las razones que alega la empresa son que nadie les está pagando el carbón, y que la aplicación del Decreto Ley que obliga a las centrales térmicas a comprar mineral autóctono no será inmediata, por lo que carece de liquidez incluso para comprar gasoil para la maquinaria. Y sin gasoil no se puede funcionar.

El aspecto que presenta la explotación a cielo abierto de Tormaleo, ahora mismo, se parece a la de un paraje de película apocalíptica tras una guerra: silencio, rocas y carbón acumulados, maquinaria detenida y ni un alma por los alrededores. La orografía cambiada para siempre por la explotación y la desolación que sirve como metáfora del sentimiento que recorre toda la comarca suroccidental ante la posibilidad de perder la industria que la ha sustentado. Porque, como se les ha dicho a los trabajadores de las explotaciones a cielo abierto de Tormaleo, Cerredo y Tineo, en caso de seguir la situación como ahora mismo los trabajadores de las minas interiores seguirán sus misma suerte en poco más de un mes.

Los mineros consultados han preferido no dar su nombre pues, como dice alguno, «bastante tenemos con lo que tenemos, y si sales en la prensa fijo que aquí no vuelves a trabajar, es lo que hay», pero en todos ellos se percibe la resignación por una situación ya adelantada en las movilizaciones del mes pasado. Un trabajador de Tormaleo explica que «es lo que hace siempre este pájaro: cuando vienen mal dadas tira de lo primero que hay, de los más fácil, que somos los trabajadores, y luego ya se negociará lo que tenga que ser. Es una vergüenza, siempre igual, y tendríamos que hacer algo más que lo del mes pasado, porque no podemos dejar que acaben con la zona como están acabando».

Otro minero, de Cangas del Narcea y con más de una década de experiencia, añade que «esto se veía venir y no podemos hacer nada. Yo no tengo ninguna fe en que Victorino reabra todo: cuesta más ponerse en marcha que andar cuando todo está rodado. Tendremos que buscar otra cosa, mirar de vivir de otra manera, porque esto se ha acabado. Y no creo que tarden mucho los de las minas interiores en acabar también, eso nos han dicho y me parece que es la verdad. La cosa está muy jodida».