El nuevo descubrimiento político del PP, Mercedes Fernández, se declara amiga de Isabel Pérez-Espinosa y ése es su principal argumento para asegurar que pretende buscarle «una salida» a la hasta ahora portavoz pepera en el Parlamento astur. No hablamos de valía, sino de otras cuestiones. Mala cosa, doña Mercedes, que una candidata a gobernar Asturias no manifieste el mismo empeño con respecto a los casi cien mil parados que hay en esta tierra. Alguien dijo que los afectos en política suelen ser falsos, mientras que las enemistades resultan casi siempre verdaderas. Lo cierto es que la biografía política (de la intelectual no hablemos) de Cherines no se explica sin Cascos, que precisamente será su principal adversario el 25 de marzo. La meritocracia, así pues, no cuenta; eso lo ejemplifican muy bien doña Isabel y el señor Goñi, entre otros muchos. ¿La democracia era esto? ¿Queda sitio en la vida pública asturiana para la meritocracia? ¿Hay algo más que amiguismo y viejos rencores en el PP llariego?