Los socialistas, en palabras de Gabino de Lorenzo -que es elemental suscribir-, con tal de tapar sus vergüenzas en el caso de los sobrecostes de El Musel -que venga Gürtel y lo vea- van a convertir al gran puerto asturiano en la cloaca de la fachada oeste europea. Tanto dar la lata con el roll-on roll-off, tanto insistir en las sinergias del Arco Atlántico superheterodino, tanto marear la perdiz con el híper ferry superferolítico, tanto camelar con el endémico I+D+i subacuático, para acabar recibiendo de urgencia los bidones con residuos nucleares soltados en la mar océana por cualquier criminal desaprensivo.

Compañeru Areces, ¿merece la pena iniciar una carrera política contra el «Castillo de Salas» para rematarla a favor del superpuerto basura?

¡Cascos, vuelve!

Ay, si en la campaña de las últimas generales De Lorenzo, en vez de dedicarse a largar chistes y lucir boina hubiese hecho política seria, el PP habría ganado en esta tierra y él se habría convertido en un importante diputado en Madrid en defensa de los intereses de los asturianos, pero, ya se sabe, entre el Algarrobo -ahora en desgracia- y el Estudiante -cada día más gracioso- arruinaron su candidatura.

En su día, los chiquillos y no tan chiquillos bautizaron el trasto ése de Chillida que está en la Talá -vulgo Cerro de Santa Catalina- como el váter de «King Kong», una broma escatológica que, lo que son las cosas, puede acabar convertida en una dramática realidad. Ni Jovellanos, que lo entendía todo al revés, aceptaría semejante gambito: dineros europeos para tapar agujeros socialistas y basura mundial para compensar los euros comunitarios envenenados.

Estamos ante la amenaza más grave para Asturias en muchas décadas. Ni qué decir tiene que la suerte de las próximas elecciones locales en Gijón, en los municipios costeros -y en Oviedo y en Mieres y en Lena y...-, así como con vistas a la Presidencia del Principado, se va a jugar en este trance si se llega a consumar. Basura abisal, no, gracias.