Atónitos, apenados e indignados nos encontramos los usuarios del Hospital de Arriondas frente a los incompletos y falaces argumentos presentados esta última semana en los medios de comunicación y prensa por el equipo de gobierno socialista asturiano (señores Areces, Quirós y Lastra y señora Migoya) para oponerse frontalmente a la integración de nuestro hospital en el Sespa. Sentimientos que no se modifican porque ahora, después de tanta desinformación vertida, hayan decidido aparcar el tema hasta tiempos políticamente más tranquilos, cuando hayan superado su necesidad de votos para sacar adelante su programa presupuestario. Pues bien, nosotros nos negamos a que nos dejen «aparcados»: han demostrado un olvido imperdonable de la ciudadanía del Oriente en todo el debate que han estado llevando a cabo dentro y fuera de la Junta General del Principado. No se sabe qué problema jurídico fantasma relacionado con los trabajadores les ha motivado a mil declaraciones que aseguran que nuestro hospital no se puede integrar en el Sespa. De nosotros y de nuestra necesidad de tener un hospital público, ni una palabra: ¿es que cincuenta y cinco mil ciudadanos no contamos nada para estos señores?

Nos preocupa y nos indigna semejante aptitud. Nos preocupa y nos indigna que, tras diez años de multitud de promesas hechas públicamente por este mismo Partido Socialista (sobre todo en vísperas de elecciones) a favor de una «Fundación pública como paso previo a su integración en el Sespa» (2000, 2002, 2007) y «por razones de igualdad de trato a los usuarios y de equidad» (Ana Rosa Migoya), nos vengan, primero, con la milonga de los trabajadores, haciendo caso omiso de los dictámenes de los catedráticos Bocanegra y Fernández Miranda, cuyos expertos han demostrado, alto y claro, que los trabajadores pueden constitucionalmente ser integrados en el servicio público, sin favoritismos, y, después, con el silencio. Nos preocupa y nos indigna tan incomprensible postura, porque estimamos que hemos sido engañados y traicionados. ¿Qué quieren estos señores? ¿Que sigamos siendo atendidos por una «fundación» mientras todos los demás asturianos tienen un hospital público (que pagamos todos) con gestión directa por el Sespa? ¿Que nos resignemos a mantener la financiación per cápita menor de toda Asturias para atención especializada? ¿Que aceptemos continuar con menos prestaciones, una cartera de servicios aminorada, menos plantilla, menos camas, menos de todo, para que puedan seguir ahorrándose dinero en el Oriente, lo que se gastan de más en otras áreas? Nos preocupa y nos indigna la despreocupación por nuestra asistencia sanitaria: la que nos merecemos por encima de cualquier interés particular y partidista. Estos días se han llenado la boca hablando de la Constitución: léanse por favor el artículo 43, relativo al derecho a la protección de la salud; han hablado de leyes: léanse la ley General de Sanidad en su capítulo 1, principios generales, artículo 3: «La asistencia sanitaria pública se extenderá a toda la población española. El acceso y las prestaciones sanitarias se realizarán en condiciones de igualdad efectiva».

Instamos a nuestros dirigentes políticos a que recapaciten y que cumplan, de una vez por todas, con sus compromisos para con los ciudadanos del Oriente o simplemente con la ley. Seguimos esperando, también, que los alcaldes de la mancomunidad, con su presidente, don Alejandro Reimóndez, y demás alcaldes junto a él, apoyen públicamente (¡tal y como lo votaron!) la disolución del patronato y la integración del centro en el Sespa, en igualdad de derechos y deberes con los demás hospitales asturianos cabecera de área. Queremos hechos y no más pretextos infundados, ni palabras ambiguas que sólo disimulan una falta de voluntad política; tampoco nos vale su silencio.