Los socios de Real Grupo de Cultura Covadonga acaban de rechazar mediante referéndum la absorción del Centro Asturiano de La Habana, una operación concebida hace cuatro años para reflotar la segunda de estas sociedades privadas y ampliar las dotaciones de la primera. El hecho de que esta absorción no vaya a salir adelante supone, en primer lugar, que Gijón seguirá contando con dos instituciones veteranas y diferenciadas en el ámbito privado de la sociedad civil. Son, por tanto, fibras esenciales del tejido social y el contrapunto necesario a una presencia -a veces más excesiva que razonable- de las instituciones públicas y estatales en el ámbito ciudadano.

Por ello, aun siendo sociedades privadas, son de gran interés público, y su pervivencia saludable es un elemento esencial para los propios socios y para Gijón.

En segundo lugar, la negativa a la absorción no debería suponer un perjuicio para el Centro Asturiano, que era en principio la parte más beneficiada por la fusión, al hallarse entonces en medio de una zozobra económica que pudo superar posteriormente con la venta de propiedades en su sede social del Paseo de Begoña. Sin embargo, el Centro y su directiva han otorgado un valor de compromiso irrevocable al pacto de fusión al que llegaron en 2006 con el Grupo. Por ello han decidido acudir a los tribunales, para demandar el cumplimiento de dicho acuerdo, ya que consideran que durante estos últimos años han dado pasos para que la absorción fuera viable (liquidación de la deuda, mejoras en las instalaciones de Mareo...).

El paso judicial que finalmente ha dado el Centro Asturiano tiene un carácter ambivalente. Por una parte, ha molestado a muchos socios del Grupo y les ha empujado a rechazar la fusión; pero, por otra, supone la reclamación legítima del cumplimiento de un compromiso anterior. Sobre ello tendrá que manifestarse el juez, que tendrá la última palabra.

En el caso de que la absorción no se produjese finalmente, lo que sí que tendrá que afrontar el Centro Asturiano son acciones dirigidas a su continuidad y a la superación de un difícil equilibrio entre ingresos y gastos. La captación de nuevos socios -congelada en aras de la fallida fusión- tendría que ser la tarea inmediata para una entidad que goza de apreciables instalaciones en el centro de la ciudad y en Mareo, y que cuenta con unos 2.400 miembro en el presente.

Por su parte, el Grupo Covadonga, con unos 32.000 socios que hacen de ella una de las mayores sociedades deportivas y recreativas de España, ha decidido no incurrir en derramas y subidas de cuotas, o en riesgos patrimoniales, para afrontar la absorción. No obstante, de su vitalidad y pujanza cabría esperar la colaboración con entidades hermanas como el propio Centro Asturiano o el vecino Club Hípico Astur.

Y todo ello encaminado al beneficio de los respectivos conjuntos de socios y a que la ciudad mantenga el pulso de una sociedad civil pujante, como la que representan ambas entidades.