Decía Confucio, con la sabiduría que se desprende de su sencillez: «Ten cuidado con lo que pides no sea que se te conceda». Así a priori puede parecer una tontería, pues quien más quien menos pensará que si lo pide es porque lo desea y que si lo desea quiere que se le conceda. Es cierto, pero también lo es que muchas veces, en el furor que puede provocar la ambición por conseguir algo que no se tiene, no somos capaces de ver lo que semejante pretensión puede llevar aparejado.

Diréis que a qué viene tanta palabrería, pero cada vez que pienso en comentar algo sobre el ambiente que reina entre los políticos españoles, es como si se me contagiase parte de ese talento que tienen para hablar durante horas sin decir apenas nada que tenga consistencia; parece como si uno de los requisitos indispensables para conseguir el poder, o aspirar a conseguirlo, fuera el arte de la palabrería vacua. Todo esto viene al caso de lo que dijo el señor Rajoy en los Desayunos de la Primera. El líder de la oposición dijo que si estuviese seguro del apoyo del resto de los partidos, haría una moción de censura al Gobierno. ¡Y si yo estuviera segura de que me iba a tocar la lotería, compraría un décimo!

Señor Rajoy, ese comentario dice muy poco a favor de su seguridad a la hora de emprender una línea de actuación; piense, además, que cualquier opositor que tuviera la seguridad del apoyo de la mayoría no dudaría en llevar a cabo sus planes. Es decir, don Mariano, que no dijo usted nada que nos haya hecho pensar a los españoles. Pero quiero ir un poco más allá, ¿se ha dado usted cuenta de lo que supondría que esa moción de censura se llevase a cabo y consiguiesen su objetivo? Sí, ya sé lo que usted me respondería: arreglar España. Pero lo cierto es que, hasta ahora, sólo hemos oído de sus señorías las críticas indiscriminadas que hacen de cualquier decisión del actual Gobierno. Tenga en cuenta que eso se terminaría si ustedes tuvieran el poder; yo creo que se iban a aburrir un montón. Porque la otra opción sería que llevasen a cabo sus ideas y planes para sacarnos de esta crisis galopante, pero es que no creo que en realidad existan porque siendo ustedes tan patrióticos y preocupándose tanto de los españoles como dicen, no puedo imaginar que nos hagan pasar por todas las calamidades que están soportando muchas familias en este país, por el afán de protagonismo que supondría el que se las callasen porque otro es el que vive en la Moncloa. La verdad es que con ninguna de las razones que se me ocurren para justificar su modus operandi quedan ustedes demasiado bien. ¿De verdad no les da esto en qué pensar?