Como siempre, en la segunda quincena de mayo, después de sucesivas y largas sesiones de lluvia, llegan los días más guapos del año y las mejores horas, que, al menos según el paisaje urbano de Oviedo, rompen a media tarde, próxima a su vencimiento, en esas teatrales calles curvas -Melquíades Álvarez, Jovellanos...- con la luz tendida sobre las tímidas fachadas y el equilibrio justo y perfecto entre nostalgias y esperanzas.

Estaba en ésas cuando saltó a la palestra María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, para decir tres cosas importantes:

1) «Si el Gobierno no quiere desmentir que hay negociación con ETA, habría que pensar lo contrario», que es lo que anunció hace dos meses Mayor Oreja: le cayeron tantos palos socialistas que al punto se hizo evidente que llevaba razón, que hay negociación y que, como siempre, ZP miente.

2) «Es inaudito que la tercera autoridad del país», o sea, Bono, el padre del Bonito e inventor del Bonopoly, «arremeta contra el poder judicial y ponga en peligro y critique el principio de división de poderes», y es que la progresía española, cuando le van las cosas mal, rompe la baraja; lo viene haciendo desde hace 150 años, así que no hay duda, salvo que se desconozca a fondo la historia de España.

3) «Si el PP de Asturias piensa que Cascos es el mejor candidato en Asturias, desde luego va a tener todo el apoyo de la dirección nacional del partido». Vamos, que la mareona es imparable, aunque en el rompeolas de Génova aún hacen mohínes. Peor para ellos y para todos, porque esa desgana es mala para el PP en su conjunto y para los que confían en un líder capaz de frenar la decadencia asturiana.

Sí, los mejores días del año entre vértigos económicos, mareos políticos y universos de incertidumbre, ya que del ajuste sólo se saben titulares, y aquí, entre nosotros, IU está a punto de salir de un Gobierno presidido por un señor que ya no cuenta.

La luz tendida a media tarde sobre calles curvas...