Decir que todo es posible en esta vida, es una verdad de Perogrullo. Por lo que, a estas alturas del siglo XXI, tal vez quede alguien que no conozca ni haya leído nada de Andreu Martín (Barcelona, 1949), uno de los autores más prolijos de nuestras letras. Si fuera así, a ellos me dirijo.

Cuando la novela negra no había nacido en nuestro país, aunque viviese décadas de oro y querubines en otras tierras; cuando la novela de género publicada plagiaba burdamente a los clásicos norteamericanos o se encontraba preñada de costumbrismo; cuando nuestra literatura era fanfarria y pífanos; cuando nuestras tramas se alejaban del realismo, por vulgar, y se elevaban, por mimetismo o incapacidad creativa, hacia el realismo mágico; cuando alguien decretó la muerte de la novela porque ya no tenía lectores, pero sí intérpretes; cuando se creía que no teníamos nada que contar, que lo nuestro era imitar como los simios? Cuando todo eso ocurría; llegó Andreu Martín con su «Prótesis» (1980) y mandó parar, como un comandante.

Que ganara con esa novela el premio Círculo del Crimen de la editorial Sedmay y que Juan Madrid (otro de los imprescindibles) con «Un beso de amigo» quedase finalista, no tiene importancia. Lo enorme se encontraba en que Andreu acaba de demostrar que se podía escribir novela negra desde vivencias o sueños patrios, sin imitaciones ni vuelos a Chicago o Los Ángeles. Todo sucedía aquí, en nuestras ciudades y calles, en un frenético culto a la acción.

Luego llegó el resto: las novelas juveniles del huelebraguetas adolescente Flanagan escritas con otro de los grandes, Jaume Ribera, y vendidas a miles; las novelas al alimón, con Carlos Quilez (Asalto a la Virreina, Piel de policía?), Verónica Vila-San Juan (Impunidad)?; las divertidas series del detective Ángel Esquius (Con los muertos no se juega?); la serie de «asesinatos en clave de jazz» (El blues del detective inmortal, El blues de la semana más negra?), acompañados de banda sonora a cargo de Dani Nel-lo y su grupo; las decenas de guiones de cómic; los guiones de teatro (Joc, Un cel de sorra?); los guiones de cine con Fernando Colomo (Estoy en crisis, El caballero del dragón), o Barcelona Connection para Miguel Iglesias Bonns; la dirección de sus propias películas (Sauna) o sus series para la TV1 y TV3.

Ha ganado múltiples premios literarios: el Hammet tres veces, el Sonrisa Vertical, el Ateneo de Sevilla, el Marca de Novela Deportiva, el premio Alandar, el Nacional de literatura infantil y juvenil, el Columna Jove, el Crítica Serra d´Or? Esos en nuestro país; fuera, otros tantos que no enumero para no alargarme en exceso.

Si lo anterior ya es suficiente para encuadrarlo entre los imprescindibles de nuestras letras; además, hemos de añadir lo que sólo poseen los mejores: modestia, nunca le he visto una mueca de desprecio o indolencia hacia alguien que se le acercase a pedirle un autógrafo o una opinión; don de gentes y gran comunicador, que le hacen ser un forzoso tertuliano en mesas redondas o en debates de radio; patea las calles en busca de historias, lo que provoca que, cuando la luz solar se apaga y surge el neón, Andreu convierta cualquier ambiente en un escenario.

Me quedan muchas cuestiones que contarles sobre Andreu, como que él no pretende hacer crítica social en sus novelas ni las escribe por aquello de «las paga el vulgo», simplemente se limita a ser realista. «Así es lo que nos rodea. Si no te gusta, cámbialo», le he oído decir muchas veces.

Pero no me hagan caso, compruébenlo ustedes mismos esta tarde, a las 20 horas, en la Casa de la Cultura de El Entrego, en la charla «La realidad y la ficción en la novelística», organizada por la Asociación Cultural Cauce del Nalón y con la colaboración del ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, Cajastur, la Consejería de Cultura y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.