Está a punto de publicarse un libelo contra la Princesa de Asturias doña Letizia Ortiz. Por lo que ya se ha adelantado, se trata de una sarta de injurias y calumnias verdaderamente indignantes. Peor aún, creo que no es sólo un ataque personal: disparan en realidad contra España.

Vayamos por partes. La Jefatura del Estado -y por extensión, aunque de forma gradual, la Familia Real- no puede estar sometida a una dura y permanente crítica sin que por eso quepa hablar de autocensuras. Valgan tres argumentos:

1) La persona del Rey es inviolable y por extensión o analogía y, claro, gradualmente, su inmediato entorno.

2) Nada ni nadie resiste 30 o 40 años de feroces y repetidas descalificaciones.

3) El Rey y la Familia Real no pueden defenderse salvo con el consabido -y apenas útil o utilizado- recurso a la Fiscalía General del Estado.

Y aún menos admisible es que se injurie, insulte y calumnie brutalmente.

El libelo en puertas sin duda va más allá de la iniciativa de un canalla. El Príncipe Felipe no está lejos de convertirse en Rey y por eso se desencadena esta agresión a fin de boicotear la sucesión. Y de paso -y sobre todo- para avanzar en la destrucción de España, dominada por el separatismo, cruzada de guerracivilismo, corroída por la revolución de las costumbres según el diktat de lo políticamente correcto y roída por una ingeniería social convertida en ley sagrada.

El ataque a la Princesa de Asturias es una vergüenza y además una bomba contra el futuro de una España en convivencia, estabilidad y prosperidad. Nos están agraviando y atacando a todos.