Esto del derecho a decidir suena muy bien, ¿cómo va a estar alguien sensible en contra? Lo que ocurre es que parece que hay quien quiere inventar la tortilla francesa, y resulta que lleva ya mucho tiempo inventada. Ya lo dijo Rousseau en el siglo XVIII, la organización política es un contrato social de hecho entre los ciudadanos, donde el gobierno debe dirigir la administración según la voluntad popular mayoritaria: ¿Por qué Batasuna a pesar de su chulería en las calles, nunca ha ganado las elecciones?

El pretender invocar un supuesto conflicto colonial pendiente para justificar su barbarie, asesinatos, violencia callejera y acoso a los no nacionalistas en el País Vasco es sarcástico. Y lo más chocante, cuando hablan de resarcir el «dolor de todas las víctimas», pretenden equiparar el sufrimiento de los asesinos -encarcelados por matar- con el de los agredidos y sus familiares, machacados porque sí. El terrorismo fanático no puede tener negociación ni premio político alguno en un Estado de derecho, sólo merece repulsa y cárcel.

No ha habido proceso de invasión ni colonización española de Vascongadas de Sur a Norte, la reconquista medieval cristiana fue de Norte a Sur: gallegos, asturianos, cántabros, vascos y navarros repoblaron Portugal, León y Castilla la Vieja. Hispania es el nombre latino de Iberia, el País Vasco está en la península Ibérica y es geográficamente hispánico. Y aunque la mayoría quisieran independizarse, ¿también se puede independizar Álava del País Vasco y Bilbao de Vizcaya?, ello ni explica ni justifica asesinar ni acosar a nadie.

ETA y su entorno tienen dos componentes igualmente anacrónicos y absurdos, el marxismo y el independentismo, van de progres y son carlistas caducados. Su carácter marxista, y de que hay que provocar la lucha de clases, la guerra civil y la dictadura del partido del proletariado para progresar, aunque Hugo Chávez trate de resucitar una Unión Soviética latina, es un camino que lleva a la tiranía, el estancamiento y la miseria.

Nadie es independiente en la economía mundial globalizada, y menos en la Unión Europea en proceso de integración, con un mercado y una moneda comunes. Pero estos iluminados y sectarios se empeñan en llevar adelante sus quimeras cuando es claro y evidente su fracaso histórico. Quieren reinventar la Albania maoísta en Europa occidental. En vez de adaptar sus prejuicios a la realidad, quieren adaptar la realidad a sus prejuicios. Y el coro mediático les hace estar en candelero, y los macarras se hacen los perseguidos y cosecharán votos para su «proyecto de liberación» falaz y despótico.

Si la democracia española les parece tan asfixiante, ¿por qué no se van a vivir a su modelo paradisiaco en Corea del Norte? Y siguen empeñados en influir en las elecciones generales españolas -ayudando o no a los terroristas islamistas-, involucrar a personalidades internacionales, y calificar a la gente por el lugar donde les nacieron, cuando cada persona es hija de sus obras. Todos somos ciudadanos del mundo, y sólo hay que considerar extranjeros a los malvados, peor aún si son malvados y crueles como ellos.