La verdad es que si yo fuera republicano, que no lo soy -aunque tampoco soy monárquico, o sea que no tengo ni idea de lo que soy, si es que soy algo, que lo dudo-, bueno, al lío, que pierdo el hilo, que en el caso de ser republicano, ahora que llega el día 14, yo no haría nada de nada, me quedaría quietecito, anularía todas las celebraciones, manifestaciones y demás movidas reivindicativas y dejaría que la terca realidad continuara haciendo su labor. Porque es la Monarquía la que le está haciendo el trabajo. ¿Para qué combatir lo que se destruye por sí solo?

Miren que lo advertí; nada de mezclar la sangre azul y la roja. No me hicieron caso y ahí tienen el resultado: uno desfilando por el juzgado y el otro, inconsciente, permitiendo que Froilán se tirotee en un pie. Que como no sea una estratagema para sacarse la minusvalía, ya le vale. Rupturas matrimoniales, escándalos financieros, accidentes con armas de fuego. ¿Pero qué es este desmadre?

Cuando la Corona marchaba como un reloj, el único autorizado para accidentarse era Su Majestad. Se fracturaba algún hueso, estampaba un coche y santas pascuas. Pero el despiporre actual es por demás. Y para más inri, ahora recortan el presupuesto de la Casa Real e, incluso, Don Juan Carlos va a tener de bajarse el sueldo. Resulta incontestable que nuestra Monarquía jamás ha sufrido más que cuando gobierna la derecha. Si la cosa sigue así, no va a valer la pena ser Rey. ¿Para qué? Un salario normalín, permanentemente bajo vigilancia y, encima, cuestionado.

Supongo que en Zarzuela ya se estarán poniendo en situación: las próximas vacaciones mallorquinas, austeridad total. Neverita de playa, bocata de tortilla y tinto de verano. Y el Fortuna quieto parado, que nada más meter la llave en el contacto se dispara la factura. Un patinete a pedales en «renting» y listos.

Señores republicanos, háganme caso y dejen pasar el 14 como si no ocurriera nada. No los alerten, no los pongan bajo aviso. Ellos solos son perfectamente capaces de declarar la Tercera República -habrá que ir diseñando otra banderita-.

Y, después, a elegir Presidente. Pues anda que no tenemos inútiles en el repertorio de candidatos.