Acaban de presentarse los Presupuestos del Estado para 2013. Las voluntades políticas se expresan verdaderamente en los presupuestos, que son a la vez una de las mejores radiografías de la situación de una economía. En los de este año hay muchas cifras muy expresivas y muy reveladoras de nuestros enormes desequilibrios económicos, de las trampas en las que se encuentra metida nuestra economía.

Pese a vivir un momento de crisis, austeridad y recortes, los presupuestos de este año no son inferiores sino superiores en un 2,5% a los del ejercicio precedente. Pero lo son únicamente porque tenemos que pagar más, 10.000 millones de euros (Me) más, por intereses de la deuda, hasta alcanzar los 38.500 Me, una cifra que ha seguido un crecimiento imparable y que se ha incrementado nada menos que un 40% en los dos últimos años. Esa es la cifra, la imagen, la factura de la prima de riesgo, de la subida de los intereses de nuestra deuda, de la desconfianza sobre España, de nuestra débil posición ante los mercados.

De esos mercados es de los que vamos a seguir dependiendo decisivamente el próximo año, porque en 2013 hemos de pedirles una cantidad cercana a los 230.000 Me. No sé si ello supone una especie de soberanía económica compartida con los mercados, pero esa cantidad es tanto como lo que se recauda por todos los impuestos, conceptos y contribuyentes de todo el país.

Con ello, al final de 2013 nuestra deuda casi alcanzará el 90% del PIB, unos 900.000 Me, es decir, que la economía española deberá a los mercados casi tanto como lo que vale, como lo que producimos en un año. O dicho de otro modo, si quisiéramos saldar esa deuda de una vez, deberíamos hacer el imposible esfuerzo de dedicar íntegro nuestro PIB de un año o suspender todas las prestaciones, servicios, inversiones y retribuciones y dedicar íntegros los Presupuestos del Estado completos de 3 años.

El rescate bancario no resulta nada ajeno a esta situación y ha echado más leña al fuego de estos profundos desequilibrios. Ese rescate (que por cierto concentra sólo en cuatro entidades: Catalunya Caixa, Nova Caixa Galicia, Banco de Valencia y especialmente Bankia, 46.000 de los 53.000 Me de necesidades de capital) ya ha costado al erario público unos 17.000 Me y pasará una factura añadida de 12.000 Me en 2013. Y como consecuencia de él, el déficit público inicialmente previsto del 6,3% en 2012 se elevará hasta el 7,4% y hará imposible cumplir la senda marcada por la UE para la reducción de nuestro déficit, de la que a su vez dependen la confianza de los mercados, la intensificación de los recortes y la imposición de nuevas medidas de austeridad.

Y todo esto por lo que atañe a la deuda pública, porque luego queda la deuda privada. Unas cifras insostenibles, en las que los sacrificios, ajustes y medidas de austeridad se nos diluyen, como agua en una cesta, para pagar a los mercados los intereses de la deuda y que nos mantienen atrapados en un bucle de endeudamiento, en un círculo vicioso de la austeridad, que hay que detener, que hay que invertir, del que debemos salir. Con unos presupuestos como éstos, ¿no estaremos ante la foto de un inminente rescate?