La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Zamborondón

A base de airear chanchullos y putiferios vamos a llegar a esta moraleja: nadie está libre de pecado, ni los poderosos ni los que quieren y no pueden. Nuestra sociedad vive bajo el ojo de un Gran Hermano, una policía del pensamiento que, si la situación lo amerita, sacará a la luz perfidias y vergüenzas; hasta los santos y el trigo limpio tienen algo que esconder. De nuestras bajezas renegarían familiares y amigos más que nuestros enemigos, siempre hay abusos y traiciones que reprochar, incluso a nosotros mismos. Queremos que los políticos cobren poco o nada y además sean perfectos, inmaculados desde el feto, y nos escandalizamos cuando cualquier Caunedo, en un pub de Tampa, o en un puticlub de Tebongo, muestra ese dedo corazón de "monta aquí que te llevo pa Madrí", pero estoy seguro de que si escarbásemos para conocer todo lo que nos pasa perdonaríamos mucho.

Compartir el artículo

stats