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Mirador de sombras

Richard Fleischer: del gran Hollywood

Una biografía de cine con algunas obras maestras

Nacido en Brooklyn, New York, en 1916, hijo de Max Fleischer, el creador de Popeye, de films de animación científica como "Einstein's theory of relativity" y de los largometrajes como "Los viajes de Gulliver", Richard Fleischer empezó a trabajar en la RKO como realizador de cortometrajes después de haber estudiado medicina. Forma, junto con Anthony Mann, Gordon Douglas, Donald Siegel, etc., la generación intermedia entre el cine clásico y las innovaciones expresivas y temáticas de la llamada generación de los 50 (Aldrich, Ray, Fuller). En 1946, realiza "Child of Divorce", pasando años más adelante a dirigir películas con sentido más espectador y mayor presupuesto, entre las que destacan algunas obras maestras como "Veinte mil leguas de viaje submarino" (1954), y, sobre todo, "Los vikingos" (1958), un film de extraña belleza y violencia, al que debe mucho al sobrevalorado "El señor de la guerra", de Franklin Schaffner. Hoy que se han puesto tan de moda películas de "magia y espada", a la manera de las diferentes versiones de "El señor de los anillos", dedicados a un público infantil y a adultos de mentalidad no muy evolucionada, debería tenerse en cuenta el rigor y el sentido del ritmo de Fleischer sin necesidad de fiarlo todo a los efectos especiales y a monstruos inenarrables. En "Los vikingos", el único monstruo es Kirk Douglas con el rostro desfigurado por las garras de un halcón, y la escena final en la que un manco y un tuerto se enfrentan a espada en lo alto de una torre sobre el mal es un prodigio de precisión, violencia y belleza.

En estos primeros tiempos de la carrera de Fleischer (digo "primeros" porque fue muy larga) no pareció mostrar interés por adscribirse a un género determinado, y así dirige "La muchacha del trapecio rojo", sobre el asesinato del prestigioso arquitecto Stanford White, un "western" ("Duelo en el barro"), el excelente film de "gangsters" "Sábado trágico", la historia judicial "Copulsión", con Orson Welles, interpretando a un abogado defensor de viejo espíritu democrático; "Bandido", sobre la revolución mexicana, la sorprendente película de guerra "Los diablos del Pacífico", etc. A partir de 1961, se lanzó a hacer películas de muy alto presupuesto como "Barrabás", "El extravagante doctor Doolittle", "Tora, Tora, Tora", etc., y películas como "El estrangulador de Boston", que en su tiempo atrajeron a la crítica pero llenas de artificiosidad, dividiendo la pantalla en numerosos planos, como haría Frankenheimer en "Grand Prix". De esta época es un interesante film de ciencia-ficción "Viaje alucinante", donde pone en práctica aspectos de la teoría de la relatividad. Luego no hizo demasiado bueno, y sí algunas películas muy malas, como "Ashanti", rodada en África con un reparto internacional, basada en una novela de Alberto Vázquez Figueroa, sin el menor interés. Y contribuye al género de "magia y espada" con un espectacular "Conan", desautorizado por la maravilla cinematográfica que es su obra maestra, "Los vikingos".

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