Las comisiones parlamentarias de investigación son un invento de los políticos para macerarse en su propia salsa sin investigar absolutamente nada. Si sus señorías quisieran buscar adrede una forma mejor de perder el tiempo no les sería fácil encontrarla. Se avecina un otoño de comisiones que se abrirán para supuestamente indagar en el Partido Popular, una organización que ya se encuentra procesada, y que se cerrarán sin grandes resultados salvo una docena de titulares y otros tantos aspavientos.

Los socialistas, a los que seguramente no les juzgarán los electores por pedir la apertura de comisiones parlamentarias, han decidido que el asunto que reclama mayor urgencia en este país es profundizar en la financiación de los populares. En cambio, la formación de un gobierno, que hasta ahora no dispone de sus soluciones, en un sentido ni en otro, puede aguardar todo el tiempo que Pedro Sánchez decida pasarse en el chiringuito de playa.

La justicia ya investiga el "caso Bárcenas" y sus ramificaciones, pero Antonio Hernando no está dispuesto a perder la iniciativa parlamentaria después de haber rehuido cualquier expectativa de diálogo por una simple cuestión táctica y partidista. No digo que tengan que ser los socialistas los que saquen a este país del atolladero en que se encuentra. Ni siquiera por el hecho de que el centro-derecha busque un acuerdo, y la alternativa de izquierdas, sumada al nacionalismo independentista, no parezca viable. Pero lo que carece de sentido es repetir un día que el PSOE no obstaculizará el diálogo para formar gobierno y, al siguiente, lanzarse a pedir las comisiones de investigación que hasta ahora aparentemente no preocuparon para no perder comba.