En este Gijón del alma, lo que no es comedia es drama. Nos las prometíamos felices con la programación musical veraniega y el espectacular elenco de estrellas sobre las tablas del Jovellanos y ayer, de buenas a primeras, cayó el telón y las cañas tornaron lanzas. Y pasando de las musas al teatro, se hizo el esperpento a cuenta de la crítica de Podemos a la presencia de Arturo Fernández, en agosto, sobre el escenario del coliseo gijonés. Decimos coliseo no como figura retórica, sino en aras de la cruda realidad: se han echado a las fieras.
Parece ser que Xixón Sí Puede no comulga con la presencia del actor gijonés en el teatro municipal, a pesar de que Arturo viene a taquilla. O sea, que no le cuesta un duro al erario público que el veterano actor pasee el palmito por la ciudad que lo vio nacer. El chatín, por su parte, se despacha a gusto contra los podemistas, gente de un partido, dice, "de tralla". O sea, de punta de látigo para que restalle, si nos atenemos a la definición del diccionario de la Real Academia.
Y si éramos pocos, saltó Kocina en las redes sociales criticando en un vídeo de factura propia a la cantante Tamara, contratada por el Ayuntamiento para Begoña, y que al parecer era su amiga. Al artista gijonés le chirría que no le inviten a actuar en el citado evento, él que trajo de la mano a Tamara al Grupo Covadonga y al Club de Regatas, en un dúo meloso como de "Operación triunfo".
Dice Kocina que le ofrecieron actuar, pero de sobrero y con "playback", y que hasta ahí podíamos llegar. Mientras esto ocurría, resonaba la voz de Raphael en el teatro de la Laboral: "Escándalo, es un escándalo". Más no parece para tanto. Más bien puro teatro: divertimento y simulación.