Cuando la oposición vecinal era rotunda, hace quince años, la Administración estaba empeñada en que Peñamellera Alta entrara en el parque nacional de los Picos de Europa. En eso anduvieron muchos meses el Principado y el PSOE, con el PP -para variar- de monigote de pimpampum. Al final ganaron los vecinos, que se habían alzado en pie de guerra, y Peñamellera Alta quedó fuera del espacio protegido. Con el tiempo, muchos vecinos se percataron de que el Parque, además de inconvenientes, tenía también importantes ventajas. Entre ellas, más ayudas, más subvenciones, más pan y más circo. Así que algunos ciudadanos empezaron a pensar que valía más estar dentro, que allí se mueve más parné. Pero con la Administración hemos topado, amigo Sancho. Bastó que los vecinos, por fin, abrazaran la nueva fe del desarrollo sostenible (y todo ese blablablá) para que los mandatarios políticos empezaran a ver trabas por todos lados. Y en las mismas estamos, un lustro después. Ellos son así. El caso es llevar la contraria.