Ribadesella,

P. MARTÍNEZ

El barrio riosellano de El Cobayu ha sido, en el último mes y medio, objeto de, al menos, dos intentos de robo en viviendas, ambos frustrados al haber detectado sus habitantes que alguien estaba forzando la puerta. Los sucesos tienen bastantes similitudes: los ladrones actuaron por la noche y en primeros pisos en los que vivían -o eso pensaban- mujeres mayores.

Teresa Barbas Collera es una de las afectadas. Vive en el bloque número 3 y asegura que esta es la primera vez que sucede algo así en los más de cuarenta años que lleva en el barrio. «No tenía miedo, pero ahora que nos intentaron entrar parece que tengo un poco más de respeto», confiesa. Hace un mes y medio, pasada la medianoche, sintió «rascar en la puerta. Abrieron el primer pasador y al llegar al de abajo encontraron los hierros de seguridad», explica. Vive sola, pero su sobrino duerme a menudo en casa y ese día pensó que era él quien abría la cerradura. «Dije su nombre varias veces e igual pensaron que lo estaba avisando», describe la vecina, para quien se trata de alguien que «sabe que va a encontrar a mujeres mayores que están solas». Ella no lo denunció a la Guardia Civil, pero sí lo hicieron en otro primero del bloque número 7, donde se produjo una operación muy similar hace quince días, en un piso donde suele vivir otra mujer mayor. Sin embargo, últimamente la casa está habitada por su nieto, que en ese momento estaba dentro. El joven tiene un problema de oído y se enteró de que intentaban robar por el inusual comportamiento de su perro, que «es muy tranquilo y se puso muy tenso. Comenzó a ladrar y salió corriendo hacia la puerta», explica. Para cuando abrió y salió a la calle, ya no había ni rastro y hasta el día siguiente no vio que, al tratar de forzar la puerta, habían roto la moldura del marco, unos daños de los que sí dieron parte a la Benemérita. El nieto de la propietaria cree que «controlaron durante unos días que no había luz» en la habitación que da al descansillo de la escalera y «pensaron que no había nadie».

Eloína Diego, de la asociación de vecinos de El Cobayu, lleva 33 años en el barrio y no recuerda robos anteriores. «Es la primera vez que lo intentan. Sí hubo intentos en el bar y en la tienda, pero en casas, no». Los dos acontecimientos no han creado alarma ni mucho menos, pero Diego reconoce que lo sucedido a pocos metros de sus casas «sí mete un poco de respeto».