El empresario oniego Ramón Álvarez no sabe quedarse quieto. Es el cabeza visible de varios negocios turísticos en la zona, pero según inaugura uno, ya está pensando en el siguiente. Su sueño, según afirma, es «vivir del turismo de calidad». No hace mucho que se hizo con la dirección del Centro de interpretación de la fauna glacial, en Avín, y ahora se ha metido en la explotación de las visitas a la cueva de La Peruyal, una auténtica joya, desconocida para el gran público, que guarda en su interior rincones increíbles. No es sólo que contenga un fósil único en el mundo: el esqueleto completo y perfectamente conservado (todos los huesos colocados en su sitio) de un rinoceronte prehistórico, sino que las formaciones geológicas son espectaculares. La entrada cuesta 30 euros. Es dinero en los tiempos que corren, pero merece la pena pagarlo para conocer los secretos de la cueva de La Peruyal. Es algo así como un safari subterráneo, una regresión temporal, una aventura única. Ojalá el asunto cuaje.