San Esteban de Leces (Ribadesella), Patricia MARTÍNEZ

En el otoño de 1959 el empresario riosellano Ángel Díaz, «Angelín», logró en San Esteban de Leces (Ribadesella) lo que nadie hasta entonces había conseguido: una imagen nítida en una televisión. Él mismo anduvo «por toda la parroquia y por todo el concejo con la antena al hombro, buscando sitios altos», recuerda José María González Varas, conocido como «Chichi».

La señal llegaba a Leces a través de la mar desde el monte Sollube, en la localidad vizcaína de Bermeo, y Angelín colocó una antena de unos diez metros de altura capaz de captarla desde el País Vasco, pues no había otro repetidor por el medio. El dispositivo estaba junto a la iglesia de San Esteban y permitió que el electrodoméstico que con los años se colaría en todas las casas cobrase vida en el cine-teatro que el párroco don Manuel Álvarez Miranda había construido en uno de los laterales del templo.

«La iglesia quemó cuando la Guerra Civil y al reconstruirla se hizo el local, que se inauguró hacia el año 1946 o 47», rememora Chichi. Habría que esperar trece años para que la imagen obrara otro milagro, esta vez a través de la televisión que Angelín dejó en el cine-teatro. «Al principio se veían partidos del Real Madrid y corridas de toros de El Cordobés o Palomo de Linares», enumera el vecino antes de añadir a la lista «Rumbo a la gloria», un programa de canciones que emitía el único canal que existía entonces, la primera de TVE. Para ver la televisión había que pagar una entrada como la del cine, de unas tres pesetas, y la publicación del acontecimiento en LA NUEVA ESPAÑA del 7 de abril de 1960 -ayer hizo 53 años- atrajo a público de toda la región. El texto de la época decía que en Ribadesella «se están recibiendo con asombrosa perfección las emisiones de TVE», y los telespectadores llegaron de Oviedo, de Gijón, de La Felguera, «de toda Asturias», explica Chichi, quien también recuerda que el aparcamiento frente a la iglesia se llenaba de coches, «y eso que de aquella había pocos».

En la década de los sesenta, sobre todo al final, ya se contaban más televisores en la parroquia, en los bares y en algunas casas. Como en la de Manolo Peón, quien recuerda que «los que no tenían tele se juntaban en el comedor a verla». Con el cierre del cine en 1966 la televisión se trasladó a la biblioteca de la escuela y allí se formó un teleclub, una fórmula muy popular entonces y gratuita en el pueblo. Los vecinos se juntaban para ver veladas de boxeo y películas, «de un rombo», bromea Peón. Poco a poco la televisión fue colonizando todas las casas y aquella primera cayó en el desuso y el olvido. Chichi la rescató al hacer la obra que en 1999 transformó la escuela en el actual albergue de peregrinos y la tiene en el bar que regentaba su padre.

Apoyados en la barra, varios vecinos recuerdan que San Esteban «fue el primer sitio donde se vio la televisión de toda Asturias». Jesús Varas incluso apunta lo primero que vio, «un partido de fútbol del Real Madrid, creo que jugaba con el Benfica de Portugal».

Ha pasado más de medio siglo y los vecinos de la parroquia piden que se recupere el cine, hoy abandonado, lleno de escombro y con los proyectores originales oxidándose bajo las goteras. Chichi quiere rehabilitar el local «como fue concebido, para reunirnos y hacer otras actividades que si llueve no tenemos dónde hacer».