Rápido, burlón, simpático, travieso, saltarín con su inseparable palo para superar todo tipo de obstáculos, y dispuesto a hacer las delicias de todos cuentos le jaleaban. Así se comportó ayer el Guirria, personaje mitológico que como cada uno de enero se hizo de carne y hueso en San Xuan de Beleño para repartir besos a tutiplén entre todas cuantas mujeres se cruzaban en su camino. Para los hombres tenía preparado un zurrón con ceniza para tiznarlos.

"Me ha besado el Guirria, eso me tiene que dar suerte para 2018", exclamó una de las primeras féminas a la que el personaje mitológico achuchó. Los cohetes y el sonido de la gaita que tocaba Yago Valvidares, pasado el mediodía, dieron el pistoletazo de salida al Guirria, el cual partió como una flecha de las escuelas de la capital de Ponga arropado por una comitiva de aguinalderos formada por veintitrés mozos solteros a caballo, y dieciséis niños menores de quince años en burro.

Enrique González Crespo, de 12 años, tomaba parte por último año en la fiesta del aguinaldo del Guirria a lomos de la burra "Chispa". El año próximo, según explicó, pasará a ir a caballo en la comitiva. "Empecé con 3 años e iba acompañado de mis padres", recordaba ayer. En unos años, según confesó, le gustaría encarnar la figura del emblemático personaje mitológico y poder vestir su característica vestimenta arlequinada de color amarilla y azul, coronada con un gorro cónico de la misma tonalidad, una máscara blanca y una barba negra. Ricardo Llera esperaba la salida del Guirria junto a su hijo Pedro, de cinco año. "Es una tradición que llevamos muy dentro", señaló.

Durante treinta años, mientras fue un mozo soltero, Álvaro Mones pidió el aguinaldo primero en burro, siendo niño, luego a caballo estando en edad casadera, e incluso un año encarnando la figura del Guirria. Ayer acompañaba en burro a su hijo Lorenzo. "Ser Guirria es muy especial y muy intenso. No hay que dejar ninguna casa sin visitar", aseguró. También encarnó al personaje arlequinado hace algunos años Ignacio Velasco. "Es complicado, pues eres el centro atención para mucha gente, lo cual conlleva mucha responsabilidad. Un buen Guirria debe ser ágil y estar en buena forma para dar buenos saltos, y no debe dejar a ninguna mujer sin besar", explicó.

La comitiva de aguinalderos enfiló a toda velocidad, pasado un cuarto de hora del mediodía, la carretera camino a Cadenava. La casa de Ramona Rivero fue la primera que visitaron mientras recitaban varias canciones. "Es una tradición muy guapa. Como todos los años les he dado 70 euros", dijo. José Luis Guerra les agasajó con empanada, sidra y vino. "Me gusta ver la ilusión que tienen los chavales. Se ve que lo llevan en la sangre. Algún día mi nieto de nueve meses será aguinaldero", aseguró. La pequeña Irene Fernández recibió el beso del Guirria cuando éste terminó su misión en Cadenaba y regresó a San Xuan de Beleño. Era la primera vez que acudía e esta celebración, junto a su madre, María Laria, y a su prima Sandra Solares.

Con el dinero recaudado los mozos solteros se irán de cena la víspera de Reyes para, acto seguido, invitar a bailar a las mujeres con las que la noche del 31 de diciembre fueron emparejados por sorteo.