Los programas que conforman los conciertos alrededor de las óperas de la temporada ovetense suelen estar salpicados de rara avis en los recitales líricos. Éste es el principal atractivo de estas citas, que, en consecuencia, miden el tiempo dedicado y el nivel de preparación de las voces que participan, además de una necesaria adecuación del programa al tipo de voz con la que se cuenta.

En el caso del concierto «Alrededor de Tosca», no todas las cartas estuvieron a favor de un interesante programa integrado por fragmentos de óperas inspiradas en la obra del dramaturgo francés Victorien Sardou. Su «Madame Sans-Gêne» y «Fedora», esta última escrita, al igual que «Tosca», para la famosa actriz Sarah Bernhardt, fueron dos de las obras más populares del escritor decimonónico, de las que pudieron escucharse algunos ejemplos en su adaptación en las óperas, con el mismo título, de Umberto Giordano. «Le Roi Carotte», ópera compuesta por Jacques Offenbach, completó el programa del domingo sobre los melodramas de Sardou, un autor en el que la agilidad de los textos, su contenido crítico, también realista, y su eficacia dramática fueron los puntales principales. La introducción del elemento histórico vino después, a partir de la década de los ochenta. He aquí el significado de la presentación del recital, a cargo de Javier Gómez, tesorero de la Ópera de Oviedo. Primero está el contenido; el marco en el que se encuadra sirve para resaltar este mismo.

Por desgracia, el mal fario con que arrancaba el estreno de «Tosca» se extendió hasta su recital de desenlace con la afección laríngea de la mezzosoprano ovetense María José Suárez, con lo que tuvo que suspenderse del programa el ejemplo de «Les Barbares», ópera de Saint-Saëns. La cantante salió, no obstante, para los números de conjunto de «Le Roi Carotte», aunque este compromiso no sirviera para mayor lucimiento de la interpretación.

En el caso de José Ferrero, el tenor mostró una voz de grandes posibilidades, por capacidad y amplitud vocal, así como bello timbre. No obstante, debería cuidar la precisión en la afinación, así como la riqueza de dinámicas, puesto que, a excepción del aria «Ella fuggi» de «Fedora», resultó un dramatismo bastante vacío. Este principio por el que la capacidad dramática debe mostrarse no sólo por la pose, sino por la modulación de la voz, fue también aplicable a la soprano Ana Häsler. En general, los patetismos exacerbados no deben ser un recurso para menguar problemas de desarrollo vocal.

Por su parte, Häsler podría situarse entre la esfera de mezzo y soprano, pero el hecho de que el «Dio di giustizia», incluido en «Fedora», fuera mejor a su tesitura, no impide que falte por pulir un registro agudo. Luis Cansino, cantante y empresario, participó en los extractos de «Le Roi Carotte» con una vena cómica acertada dentro de la tradición de la opereta de Offenbach. Fue la soprano Sandra López la que brilló en mayor medida, en una velada, por otro lado, sin grandes estrellas. Destacada labor de Patxi Aizpiri, como es habitual, al piano.