J. MORÁN

El Centro Académico Romano Fundación (Carf), entidad dependiente del Opus Dei, presentó ayer en Oviedo sus actividades orientadas a facilitar becas para la formación de seminaristas y sacerdotes. El presidente de su junta de gobierno, el médico Alejandro Cantero Fariña, expuso las actividades de una institución creada en 1989 y que mueve un presupuesto anual de unos nueve millones de euros.

-Desde la creación del Carf aún no había sido presentado en Asturias.

-Es una fundación con poco personal y directivos, más algunos voluntarios por toda España que trabajan como corresponsales. Su estructura es muy pequeña y justo ahora empezamos por Asturias, para recorrer la cornisa cantábrica.

-¿Cuáles son los fines?

-Es una fundación de carácter cultural cuyo fin más genérico es el desarrollo de las humanidades, pero concretamos ese fin en algo más tangible, la búsqueda de recursos para la formación de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo, no sólo de España, y ninguno del Opus Dei. Es decir, que ayudamos a sacerdotes y seminaristas diocesanos enviados por su obispo a la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma, o a las facultades eclesiásticas de la Universidad de Navarra.

-¿Dónde obtienen dichos recursos?

-De particulares o de empresas, en ocasiones. Suelen ser empresas con capital único, es decir, familiares. Y también acudimos a las cajas de ahorro y bancos. Existe todavía en España mucha tradición de familias que han ayudado a seminarios y que han mantenido una beca para un seminarista durante mucho tiempo. Esas personas, a veces por falta de candidatos, han dejado de dar esa beca y nosotros vamos a intentar que recuperen esa tradición. Colaboran personas que dan 10.000 o 20.000 euros, y otras que entregan 30 euros.

-¿Ayudas públicas?

-No. No lo hemos conseguido pese a esa cantidad de millones de euros destinados a fines culturales por el Gobierno, las comunidades o los municipios. Pese al caso español, hay muchos países que colaboran con las facultades de Teología. Es una pena que aquí no sea así.

-¿Cuáles son su cifras?

-Hemos ayudado a casi 11.000 alumnos desde 1989. Destaca el número de sacerdotes que se han ordenado desde el comienzo, que son 1.700, formados tanto en Roma como en Pamplona, y de 64 países. De ellos, el Papa ha nombrado a 46 obispos. Y el presupuesto de 2009 fue de 6.800.000 euros, más los préstamos que realizamos para la construcción de la residencia sacerdotal Altomonte, en Roma, que son casi dos millones y medio de euros. Todo ello suma una cantidad importante para nosotros, porque cada año tenemos que conseguirla, pero poniendo a cero los marcadores cada uno de enero. La fundación no tiene un patrimonio fundacional, sino que partimos en 1989 de una dotación muy pequeña, de cinco millones de pesetas, donados por un matrimonio.