Pablo GALLEGO

Si su hijo dice que se aburre en clase, demuestra habilidades o razonamientos superiores a su edad y destaca por su creatividad, puede que sea un alumno con «altas capacidades». Un «superdotado», término en desuso en favor de formas de hablar «más inclusivas, que no etiquetan al alumno y no le hacen sentirse diferente», apunta el orientador del Colegio Público Gesta I, José Naves. Precisamente para eso, para «apoyar la integración del alumnado con altas capacidades», este colegio pone hoy en marcha un programa de talleres de Matemática Creativa, Inglés o Música destinados a aquellos de sus alumnos con «mayores posibilidades de aprendizaje».

«No sólo hay que ayudar a los que van mal en clase, también a quienes progresan extremadamente bien», explica Naves en respuesta a una de las quejas más habituales de los padres de niños considerados «superdotados»: que el sistema educativo público no dedica suficientes recursos a la atención de aquellos alumnos que destacan. «En general es un alumnado heterogéneo», explica Naves, «pero tomados como grupo tienen una buena salud psicológica, son equilibrados y participativos, pero por su perfil creativo corren el riesgo de aburrirse en clase».

Para evitar los bostezos y la falta de motivación ante tareas que no despiertan su atención, el colegio ha puesto en marcha tres tipos de talleres de «crecimiento extracurricular». Fuera del horario lectivo, las clases de Matemática Creativa, Creación Artística -Dibujo y Pintura, Creación Literaria y Música- y Lengua Inglesa están dirigidas, según Naves, tanto a los alumnos con un informe que acredita sus «altas capacidades» como a aquellos «con alto rendimiento e interés por participar, o a quienes destacan en alguna actividad artística o deportiva». Más adelante, según la respuesta de alumnos y padres, llegarán los talleres de filosofía para niños, actividades deportivas o astronomía.

Dentro del aula, los profesores han recibido formación en estrategias de enseñanza «que den pie a la creatividad», antes de dar pasos más drásticos como ampliar los contenidos curriculares de cada niño reconocido por sus altas capacidades o «flexibilizar el proceso de escolarización», algo «excepcional» según el orientador del centro. Naves evita dar cifras sobre cuántos de los alumnos del centro han sido seleccionados para los talleres, aunque la mayoría de las investigaciones estima que el número de niños con altas capacidades oscila entre un 3 y un 5 por ciento de la población escolar. «La ley pide que se les dé atención, otra cosa es que luego haya medios para hacerlo», apostilla.