P. GALLEGO

La ópera es una industria que se planifica a largo plazo. En el caso de Oviedo, «con cuatro años de antelación», según apuntó ayer el director artístico de la temporada, Javier Menéndez. Al menos, hasta que llegó la crisis, y con ella, los recortes en las subvenciones públicas, de las que depende el 39 por ciento del presupuesto lírico. «Ahora no podemos pensar más allá de un año y medio».

La reducción en las subvenciones ha obligado a variar los planes de la Ópera de Oviedo, al haber programado óperas -«Lohengrin» esta temporada, y «El caballero de la rosa» la próxima- para las que el dinero, ahora, no llega. «Con contratos ya firmados hemos tenido que reubicar a los cantantes, lo que causa un desembolso económico», explico Menéndez. Para la próxima temporada está previsto que «Norma» sea en versión de concierto. Algo que puede cambiar si la asociación logra fondos privados «suficientes» para presentarla escenificada.