Pablo GALLEGO

El azar quiso que David Castro (Oviedo, 1987) vaya camino de convertirse en ingeniero geólogo. «No sabía muy bien lo que quería hacer, así que cogí un libro en que salían todas las carreras, y ésta me gustó», rememora ahora, casi cuatro años después de aquel día. Para conseguirlo, antes tenía que estudiar la Ingeniería Técnica de Minas. Otra elección marcada por el azar. En este caso, a través de la especialidad de Sondeos y Prospecciones Mineras, una de las tres que se imparten en el campus que la Universidad de Oviedo tiene en Mieres. La cosa salió bien: David Castro ha conseguido llegar ya al primer curso del segundo ciclo en Ingeniería Geológica -equivalente al cuarto de una licenciatura- con un expediente único en su promoción, que le ha servido para hacerse con el premio fin de carrera de su especialidad.

«No sé si hay un truco para sacar buenas notas, aunque está claro que hace falta un poco de suerte y que te guste», explica. A renglón seguido añade que, más allá del azar que marcó el inicio de su carrera universitaria, «también hay que comprometerse con lo que haces: mi dedicación única era y sigue siendo estudiar. Me gusta muchísimo lo que hago, y cada vez me gusta más. Está claro que así es mucho más fácil». A pesar de ello, Castro no oculta que, en numerosas ocasiones, «le pilla el toro» y toca hacer horas extra los días previos a un examen. «Mejor dos horas bien aprovechadas que toda la tarde delante del libro», aconseja a quien quiera emularlo.

Su primer contacto con la Universidad no fue en uno de los grandes campus de Oviedo o Gijón, líderes en el ambiente universitario de cafetería y mus, sino en un más que solitario campus de Mieres. Al principio, su experiencia en Barredo estuvo marcada «por los problemas en el transporte». Ahora, ya con carné de conducir, ha conseguido evitar «más de una hora de transporte público y transbordos» para llegar a un edificio, el del campus de Mieres, que en su opinión está «muy desaprovechado». «No tiene sentido construir y equipar unas instalaciones increíbles y no darles casi salida», añade.

A pesar de ser ovetense, David Castro tampoco ve sentido a la polémica que suele sazonar la relación entre la Escuela de Minas de Oviedo y la sede técnica de Mieres. «Tengo compañeros a los que los profesores les ponen mala cara cuando llegan al cuarto curso de la superior en Oviedo y dicen que vienen de Mieres», asegura, «pero a mí me parece muy inteligente empezar así: puedes seguir estudiando, pero con una carrera terminada bajo el brazo». E insiste: «Con el "plan Bolonia", Mieres sería de nuevo mi elección, allí está el grado que tiene atribuciones profesionales sin necesidad de hacer después un máster».

Inmerso en sacar adelante con la misma suerte una carrera que eligió casi por azar, David Castro ve su futuro asociado a la obra civil: «Eso es lo que ponía sobre la Ingeniería Geológica en la guía con la que elegí la carrera».