Elena FERNÁNDEZ-PELLO

«En un contexto económico como el actual no es razonable que estén circulando por la ciudad autobuses vacíos». Ésa es la premisa que, según explica el teniente de alcalde y concejal de Transportes Urbanos, Alberto Mortera, ha aplicado el Ayuntamiento para recortar los servicios de autobús los fines de semana, en los que el número de viajeros se reduce hasta en un 75 por ciento. La frecuencia disminuirá en todas las líneas sábados, domingos y festivos, y la medida supondrá, según las estimaciones municipales, un ahorro de algo más de 8.000 euros semanales, medio millón de euros al año. Los nuevos horarios se expondrán a partir de mañana en las paradas de autobús y serán efectivos a partir del sábado.

«Vamos a ajustar la oferta a la demanda», indica Mortera, y hace notar que en los últimos años el número de usuarios de los autobuses urbanos ha decrecido notablemente. «Tenemos un millón y medio menos de viajeros que hace tres años, unos 14,5 millones anualmente», dice, y atribuye esa merma al desempleo y la menor actividad laboral, que reduce el trasiego de trabajadores en autobús.

El servicio de transporte público, que en Oviedo presta la empresa TUA (Transportes Unidos de Asturias) cuesta anualmente, según el edil del PP, 16 millones de euros. La mitad se cubre directamente con la venta de billetes, y el resto lo pagan los contribuyentes a través del Ayuntamiento.

Algunas rutas son francamente deficitarias, según Mortera. «Hay líneas cuyo billete cuesta seis euros más de lo que paga el viajero», dice. Ese es el caso de la L-6, a Fabarín, y la L-16, a Lubrio. En ellas, comenta, hay días en los que no se superan los 45 viajeros. Las líneas más demandadas, usadas por dos de cada tres viajeros, son la L-1 y la L-2. La primera registra más de 9.000 viajeros en días laborables, y el domingo ronda los 3.000; la L-2, la más concurrida, supera los 15.000 pasajeros en días laborables y no baja de los 4.500 el domingo, según los datos de la concejalía de Infraestructuras.

«Queremos evitar que un billete de autobús cueste más que la bajada de bandera de un taxi, no más de 3,6 euros», subraya Mortera.

Por ahora, los recortes se restringen a una menor frecuencia los fines de semana. Así, la L-1, que ahora circulaba cada diez o quince minutos -dependiendo de la época del año-, pasará cada veinte minutos los sábados y cada treinta los domingos y festivos; la L-2 se reduce de igual modo; la L-3, que circulaba a las horas, se mantiene el sábado, y los domingos pasará cada hora y media; la L-4, que pasaba a las horas, los domingos lo hará cada dos horas; la L-5, cada veinte minutos los sábados y cada treinta los domingos, transitará cada media hora los sábados y cada hora los domingos; en la L-6 se han suprimido los dos últimos servicios del sábado y el domingo; la L-7, que pasaba cada veinte minutos, lo hará cada treinta los sábados y cada hora los domingos; la L-8 se mantiene tal cual; la L-9 cambia de cada media hora y a una hora los sábados y dos los domingos; la L-10, que circulaba a las horas, lo hará los domingos cada hora y media; la L-11, que pasaba a las horas, hará su recorrido los domingos cada dos horas; la L-12, a las medias, pasará domingos sólo a las horas, y la L-16 sólo circulará los fines de semana y festivos hasta las tres de la tarde. Los días laborables no habrá cambios en ninguna línea.

Éste es sólo el principio de «la reordenación» de la red de transporte público. Mortera adelanta que el próximo mes de enero se acometerá una reestructuración general, se fusionarán unos trayectos y se crearán otros. «Vamos a encargar un estudio, y en enero reordenaremos todas las líneas, no será la reordenación definitiva, porque ésa llegará con la apertura del Hospital», explicó. No todo serán recortes. Los vecinos de Trubia, por ejemplo, se beneficiarán del reajuste, y el año que viene dispondrán de un autobús que, circulando por la autovía, los comunicará con Oviedo en quince minutos.